Evidentemente, el diente es el factor de asentamiento de la lesión cariosa. Pero, es fundamental que determinemos que factores intervienen sobre la pieza dentaria y la predisposición a presentar caries.

Sobre el sujeto susceptible o diente influyen los siguientes factores:

• La herencia: En algunos grupos humanos hay una mayor predisposición a la caries, tal vez porque una predisposición racial condicione:
  • El grado de mineralización dental.
  • La morfología del diente.
  • La dieta.

  De la misma manera que hay grupos humanos muy susceptibles a la caries, también existen otros muy resistentes, y esta característica es transmisible a la descendencia.

• La composición química del esmalte: La incorporación al mismo en las fases de formación de elementos químicos (electrolitos) como: el flúor, boro, litio, molibdeno o titanio, lo hacen más resistente. Cuando existen anomalias en el esmalte, se facilita la colonización por estreptococo mutans, por lo que aumenta el riesgo de caries.
• La morfología dentaria y la presencia de áreas retentivas: Las superficies oclusales con fosas y fisuras muy profundas favorecen el inicio de la caries. Del mismo modo las malposiciones dentarias, los apiñamientos, los diastemas como los de la imagen y, en general, las que se denominan áreas retentivas también favorecen el proceso carioso.

  En la actualidad se considera que la localización de la caries en determinadas zonas dentarias se debe más que, a una susceptibilidad dentaria, a la existencia de zonas de limpieza y de no limpieza en las superficies dentarias, como las que se reflejan en la imagen.

• El sistema endocrino: Regula el metabolismo del calcio y del fósforo y su actividad determinará el crecimiento de las piezas dentales.
• La saliva: 
  • Capacidad buffer, si esta es baja, la predisposición a la caries es mayor.
  • Xerostomía, mayor probabilidad de caries.
  • Viscosidad de la saliva, si esta es alta, la capacidad limpiadora de la saliva es menor, por lo que habrá más desmineralización y más tendencia a la caries.

El volumen y velocidad del flujo salival son inversamente proporcionales a la frecuencia de caries.