Pero para llegar a ello debemos saber previamente qué es la caries. Según la OMS es un proceso patológico, localizado, de origen externo, que se inicia después de la erupción, determina el reblandecimiento del tejido duro del diente y evoluciona hacia la formación de una cavidad.

Se caracteriza por ser:

• Una enfermedad infecciosa bacteriana.
• Localizada en los dientes.
• Comienza tras la erupción (nunca antes).
• Crónica, pero presenta agudizaciones.
• Progresiva, aunque a veces se detiene.
• Con destrucción de los tejidos dentarios por acción de los ácidos (provocando la desmineralización del esmalte).
• De tratamiento sintomático.
• Su prevención está en auge.

La etiología es multifactorial. Resulta de la interacción de cuatro factores:

• Huésped: es el conjunto formado por el diente, el medio oral y la predisposición genética del individuo.
• Dieta: un consumo elevado de sacarosa, glucosa y fructosa aumenta el riesgo de caries. Estas sustancias al ser metabolizadas por los microorganismos, dan como resultado la producción de ácidos que atacan el esmalte iniciando el proceso carioso.
• Microorganismos: como el Streptococcus Mutans, Streptococcus Sanguis, Actinomyces y Lactobacillus. Siendo el Streptococcus Mutans el más cariogénico.
• Tiempo: si la sustancia ingerida permanece el tiempo suficiente en contacto directo con el diente, se producirá de forma mantenida un medio ácido que dará lugar a la desmineralización.