Puede que hayas pensado que el diseño de un laboratorio es algo sencillo, pero para construir las instalaciones de un laboratorio han de tenerse en cuenta factores como las necesidades de espacio en cuanto al personal que va a trabajar en él y los equipos que allí van a utilizarse. Además, hay que conocer los riesgos que se derivan del uso de productos, equipos y de los procedimientos que se van a llevar a cabo con el fin de realizar un diseño que reduzca estos riesgos al máximo posible.
Entre las condiciones básicas que deben tenerse en cuenta para el diseño de un laboratorio destacan las siguientes:
- Estructura: la fachada de un laboratorio tiene que permitir actuaciones de emergencia y por tanto no se pueden instalar elementos que dificulten el acceso al edificio. Los techos del recinto no serán inferiores a 3 metros y la construcción del mismo se realizará con materiales de elevada resistencia mecánica. Las superficies del laboratorio tienen que ser fácilmente lavables y han de evitar la acumulación de polvo y materiales tóxicos. En cuanto al suelo, debe proyectarse para una sobrecarga de uso mínimo de 300 kg/m2, debe estar hecho de material resistente a agentes químicos, impermeable y de fácil limpieza y mantenimiento.
- Ventilación: el sistema de ventilación del laboratorio debe ser independiente del resto del edificio para impedir la difusión de aire contaminado a otras áreas. Se puede contar con la posibilidad de que el laboratorio pueda tener aberturas al exterior con ventanas o balcones.
- Iluminación: la iluminación en un laboratorio se considera adecuada con una intensidad de 500 lux o 1000 lux como medida recomendada para técnicas de exigencia visual más alta como el análisis de tejidos. Deben evitarse los reflejos y brillos molestos y debe tenerse en cuenta el color que tendrá el espacio ya que posee un efecto sobre la iluminación, de manera que se aconsejan para un laboratorio los colores claros para aumentar así la sensación de luminosidad.