Las células progenitoras son unipotenciales, es decir, que forman solo una línea celular. Tanto su actividad mitótica como su diferenciación dependen de factores hematopoyéticos específicos. Además, tienen una capacidad de autorrenovación limitada. Al microscopio óptico no se observan caracteres microscópicos que permiten identificar a qué línea celular pertenece.
Sin embargo, las células precursoras son aquellas que proceden de células progenitoras y no son capaces de renovarse por sí mismas. Sufren procesos de división y diferenciación que, finalmente, dan origen a un clon de células maduras. Si se observan con un microscopio óptico se puede identificar la línea celular a la que pertenecen, es decir, saber si originará un eritrocito, un linfocito, etc. Las células precursores hematopoyéticos también se denominan blastos.