Durante pérdidas de sangre o condiciones ambientales hostiles para el organismo, los mecanismos que regulan la eritropoyesis deben combinar precisión, flexibilidad y capacidad de respuesta, de modo que el número de hematíes ha de mantenerse más o menos constante en sangre circulante a pesar de posibles situaciones con capacidad para alterarlo (hemorragias, anemias, transfusiones, etc.).

Para lograrlo el organismo dispone de, entre otros, los siguientes sistemas reguladores:

• Eritropoyetina (EPO): Es una proteína que interviene sobre la eritropoyesis aumentándola. Se forma a partir de un factor sintetizado en el riñón, y en menor grado en el hígado, que es, liberada en respuesta a diversos estímulos como, por ejemplo, la hipoxia, las alteraciones en el número de hematíes, las alteraciones renales, etc.
• Hormonas: Determinadas hormonas hipofisarias, como la hormona del crecimiento, así como los andrógenos, corticoides y hormonas tiroideas activan la eritropoyesis.
• Niveles de hemoglobina: La cantidad de hemoglobina existente en las células de la médula ósea regula en cierto modo la eritropoyesis. Un aumento de la concentración de esta proteína supone un incremento de la producción de hematíes, mientras que una bajada en la concentración de hemoglobina (por déficit de Fe, de vitamina B12 o de ácido fólico) conlleva una disminución de la eritropoyesis.