Los reticulocitos son hematíes inmaduros que contienen restos de ARN. Su recuento constituye la prueba más sencilla para valorar la actividad eritropoyética de la médula ósea. El recuento de reticulocitos se realiza a partir de sangre con anticoagulante (EDTA) y siempre dentro de las 24 horas de practicada la extracción. Para ello pueden emplearse dos métodos.
- Métodos manuales: Tinción vital con azul de cresil brillante y microscopía óptica.
- Automáticos basados en la citometría de flujo. Estos últimos constituyen, hoy en día, el procedimiento más recomendable debido a su mayor rapidez y fiabilidad, aunque tienen el inconveniente de su elevado precio. Cuantifican mediante fluorescencia la cantidad de ARN presente en el interior de los eritrocitos. De esta forma analizan un elevado número de células identificando a los reticulocitos.
La citometría de flujo es una técnica de análisis celular que implica medir las características de dispersión de luz y fluorescencia que poseen las células conforme se las hace pasar a través de un rayo de luz.
Es la propiedad que tienen algunas sustancias de absorber energía y luego emitir parte de esa energía en forma de luz.