Caso práctico
Carlos está preparando las gradillas para el contador hematológico número 1 al que ha sido asignado esta semana. Se extraña de lo rápidamente que se ha adaptado y lo cómodo que se encuentra. Estaba convencido de que iba a pasar unos días malos. Y es que a Carlos no le gusta o mejor dicho, no le gustaba la "Hema". Él ha reflexionado sobre esta cuestión en numerosas ocasiones, tanto solo como con las compañeras, pero no ha encontrado la razón de esa sensación desagradable que le producía trabajar con muestras de sangre.
Durante el descanso para el desayuno, Susana, que esta semana está asignada en la sección contigua, comenta la jornada con Carlos.
—¿Qué tal llevas el trabajo en tu segundo día en hematimetría?
—Estupendamente —contesta Carlos.
—Ay, has visto como no era para tanto. Con lo preocupado que andabas con tus recelos para trabajar en Hematología.
—Tienes razón, ya sabes que en el instituto no se me ha dado bien el módulo de "Hema", no le "pillaba el truquillo" a trabajar con muestras de sangre. Sin embargo, aquí, el acoplamiento está siendo realmente fácil.
—Claro, es fenomenal que todas las actividades estén protocolizadas. Con el miedo que nos daba la automatización y la robotización, y ahora nos damos cuenta que resultan imprescindibles para el trabajo.
—Especialmente para poder realizar los cientos de hemogramas que se solicitan en este hospital.
—Vaya, Carlos, parece que tenemos que volver al curro.
Medida cuantitativa de los distintos elementos hematopoyéticos de la sangre.