U.T.5.- Realización de actividades de gestión cultural.
Materiales formativos de FP Online propiedad del Ministerio de Educación y Formación Profesional.
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En España a partir de mediados de la década de los ochenta se inicia un proceso de puesta al día para alcanzar esas cotas en que al empuje de las administraciones locales y del estado se suman las comunidades autónomas dirigiendo sus esfuerzos en una misma dirección. Construir nuevos equipamientos culturales que representaran y visualizaran la apuesta de modernidad del país mostrándolo tanto en el interior como en el exterior así como atender demandas de sectores que ansiaban personificar la creación del momento. Este espectacular proceso generó la constitución y funcionamiento de numerosas y costosas instituciones artísticas.
Los equipamientos constituyen uno de los ejes principales en las intervenciones de las políticas culturales, se puede observar cómo a mediados de la década de los noventa en que empiezan a generalizarse los planes estratégicos de cultura aparecen los primeros mapas y planes de equipamientos culturales. Éstos se definen como instrumentos básicos de la ordenación y planificación cultural territorial; siendo entre otros sus objetivos fundamentales la distribución equilibrada de los equipamientos que garanticen la igualdad de oportunidades en el acceso a la cultura y avanzar hacia una modelización de equipamientos que avalen elevados estándares de calidad y optimizar la adecuación de las instalaciones y recursos para alcanzar las concepciones más actuales de la cultura y sus prácticas.
En cuanto a las tipologías de espacios, cualquier clasificación implica una clara dificultad y a la vez supone una proposición que procura afinar la anterior; en nuestra propuesta se ha optado por la clarificación y operatividad de que la simplificación no exenta de matices constituya a una mejor exposición.
Los espacios se agrupan en dos categorías:
1. Espacios cultutales formales y reglados. Aquellos que su diseño, construcción y uso han sido concebidos específicamente por la cultura en uno o más de sus aspectos. |
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1. a. Equipamientos especializados. Los dirigidos a un área específica de la cultura. |
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Área de Patrimonio:
Área de Artes Escénicas y Musicales:
Área de Artes Plásticas:
Área de Equipamientos de Nueva generación:
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1. b. Equipamientos polivalentes y de proximidad. Los diseñados desde un enfoque más territorial, de servicio a la ciudadanía y en un entorno más inmediato. | |
2. El uso cultural de espacios no culturales. Espacios públicos que fueron ideados y construidos para otros usos pero que en determinadas circunstancias y debidamente adecuados pueden albergar actividades culturales. |
En el siguiente enlace puedes ver una Fábrica de creación: nuevo espacio de cultura e innovación.
La implantación de numerosos equipamientos culturales se ha realizado, en la mayoría de los casos, sin un marco de ordenación y regulación específicos, en este sentido la estructuración del sistema cultural público es fragmentaria. Si bien fueron apareciendo instrumentos de regulación en algunos sectores (bibliotecas, archivos, museos y patrimonio) tanto en la administración del Estado como en las comunidades autónomas; esta laguna evidente que se daba, tuvo una primera respuesta para su normalización: en el año 2003 se presentó la "Guía de estándares de los equipamientos culturales en España" coordinada por la Fundación Española de Municipios y Provincias (FEMP).
Los equipamientos constituyen uno de los ejes principales en las intervenciones de las políticas culturales, se puede observar cómo a mediados de la década de los noventa en que empiezan a generalizarse los planes estratégicos de cultura aparecen los primeros mapas y planes de equipamientos culturales. Éstos se definen como instrumentos básicos de la ordenación y planificación cultural territorial; siendo entre otros sus objetivos fundamentales la distribución equilibrada de los equipamientos que garanticen la igualdad de oportunidades en el acceso a la cultura y avanzar hacia una modelización de equipamientos que avalen elevados estándares de calidad y optimizar la adecuación de las instalaciones y recursos para alcanzar las concepciones más actuales de la cultura y sus prácticas.
Partiendo de la consideración de que la actividad cultural se puede realizar en multitud de espacios sin una caracterización específica, comenzando por las plazas, parques y calles; a grandes rasgos un equipamiento es un espacio edificado de titularidad pública (o parcialmente) destinado de forma estable y permanente a la creación, formación, promoción y difusión general de la cultura. El edificio se asienta en un territorio determinado con sus características (demografía, estructura social, niveles socioeducativos, tradiciones, etc.), teniendo como base cuatro elementos esenciales:
El patrimonio cultural y la expresión artística han sido, desde hace mucho tiempo, las dos grandes ramas sobre las que se desarrolla la política cultural. Esta división fundamental se debe al interés de la sociedad por conformar una memoria cultural transmisible a las futuras generaciones y la necesidad de dar cauce a las más variadas formas de expresión del espíritu humano.
Como se ha explicado a lo largo de este capítulo, la actividad cultural tiene una naturaleza particular, que se deriva de su persecución de objetivos que van más allá de la obtención de un beneficio estrictamente económico. En este sentido, una dimensión fundamental de su gestión económica y financiera radica en la valoración de la contribución que plantea al entorno social en el que se desarrolla.
Este impacto debe ser medido por los gestores culturales y, en función de su valoración, se gestionarán los permisos y autorizaciones para la realización de actividades culturales, al igual que los indicadores de eficiencia.
Una adecuada estimación del impacto social y económico generado puede incluso justificar y favorecer el acceso a fondos de financiación pública y privada.
La gestión de los recursos humanos se realiza en un determinado modelo de organización. Se entiende por organización a un conjunto de personas que se agrupan de manera consciente para la consecución de un determinado fin u objetivo. Los factores que definen a una organización son los siguientes:
De cara a la constitución de una organización son de reseñar las siguientes etapas:
En toda organización el organigrama es un elemento importante, ya que refleja de forma sencilla los diferentes niveles de la organización, sus flujos jerárquicos, la distribución de responsabilidades y la situación de cada persona integrante de esa organización en relación al conjunto de la organización.
El trabajo en equipo es un proceso en el que interactúan varias personas, generándose un resultado superior a la suma de las aportaciones de cada miembro del equipo, tanto de conocimientos como de actitudes, y un mayor grado de satisfacción personal.
El equipo de trabajo es un grupo de personas que persiguen un objetivo común a través de la participación e interacción de todos los miembros del equipo.
El rendimiento de una persona es el resultado de su nivel de conocimiento para hacer el trabajo y de su nivel de motivación. Por ello, la motivación es un elemento capital a la hora de gestionar los recursos humanos de una organización.
Se entiende por motivación una activación de energía, un proceso personal que depende de la persona pero también del medio ambiente en el que dicha persona se encuentra.
En relación con la motivación hay una serie de ideas preconcebidas que son erróneas. Algunas de las más extendidas son:
Teorías sobre la motivación
A mediados del siglo XX, Abraham Maslow definió que la motivación parte de un estado de tensión de la persona por la satisfacción de sus necesidades. Una vez que esas necesidades se ven satisfechas, la motivación desaparece. Maslow jerarquizó esas necesidades en 5 niveles que se conocen como la pirámide de Maslow, que determina que una vez satisfechas las necesidades del primer nivel se pierde la motivación en beneficio de las necesidades de segundo nivel y así sucesivamente.
Las necesidades que define Maslow por niveles de jerarquía son las siguientes:
En la organización de un evento cultural, una de las principales cuestiones financieras a abordar es la estimación de los ingresos que se obtendrán, que determina el alcance de la iniciativa planteada y sus posibilidades económicas y financieras. En términos generales, podemos decir que son tres las posibles fuentes de recursos económicos:
Anticipar la posible demanda de la actividad desarrollada es especialmente importante, ya que permite configurar los presupuestos de forma más realista. Mientras que las donaciones privadas o esponsorizaciones, así como las ayudas públicas, pueden conocerse a priori. Los ingresos derivados de la demanda no son conocidos hasta el momento en el que se oferta la actividad. Por tanto, el riesgo que comportan para los organizadores es mucho mayor. Saber anticiparlo, y gestionarlo adecuadamente es una de las cuestiones básicas de la gestión de las iniciativas culturales.
Una vez determinada la estructura potencial de ingresos, la confección del presupuesto ha de completarse con la estimación de los gastos derivados de la actividad cultural desarrollada. Conocer los distintos tipos de costes resulta, por tanto, de especial importancia para el gestor cultural. En este sentido, existen diferentes clasificaciones de los costes:
Según el área con la que se vincula el coste:
Costes de Producción: se generan como consecuencia del desarrollo de la actividad cultural en sí misma (materiales, mano de obra, montajes, contrato de servicios).
Costes de Distribución: se generan por llevar el bien o servicio hasta el consumidor final.
Costes de Administración: derivados de la propia gestión de la actividad cultural.
Costes de financiamiento: se generan por el propio acceso al capital necesario para la organización de la actividad cultural (intereses, comisiones, etc.)
Según su identificación:
Costes directos: pueden identificarse fácilmente con el bien o servicio.
Costes indirectos: en los que se incurre, pero que no se pueden vincular directamente con ninguna oferta específica, sino que han de repartirse mediante alguna base de distribución.
Según el momento del tiempo en que se producen:
Históricos: generados en un momento de tiempo anterior a la celebración de la actividad.
Predeterminados: se estiman a priori, y se utilizan para elaborar presupuestos.
En función del control que se tenga sobre los mismos:
Costes Controlables: sobre los cuales el gestor cultural tiene capacidad de decisión.
Costes no Controlables: sobre los que no se tiene autoridad para su control, y que han de pagarse con independencia de los resultados de la actividad
De acuerdo con su comportamiento económico:
Costes Fijos: permanecen constantes durante un periodo de tiempo determinado, y no varían en función del volumen de la actividad desarrollada. Han de considerarse en su monto total, pero habrán de repartirse entre el número de unidades ofertadas (sesiones de un espectáculo, obras vendidas, etc.), para poder estimar el coste de prestación del servicio, o de producción del bien cultural.
Costes Variables: se modifican en función del volumen de la actividad desarrollada. No se incurrirá en ellos si la actividad no se desarrolla, y si esta se intensifica, tendrán un montante más elevado.
La separación entre costes fijos y variables resulta especialmente útil para la toma de decisiones en cualquier actividad que comporte un criterio económico.
Mecanismos alternativos de financiación:
El desarrollo de proyectos en el ámbito del arte y cultura requiere la búsqueda constante de recursos que ayuden a financiar las iniciativas. En la mayor parte de los casos, la autofinanciación, las becas y los programas públicos suelen ser los mecanismos más utilizados. En muchos casos no resultan suficientes y, dadas las restricciones en el acceso al crédito bancario, resulta necesario acudir a fuentes alternativas, entre las que podemos destacar las siguientes:
El micromecenazgo es un mecanismo colaborativo de financiación de proyectos desarrollado sobre la base de las nuevas tecnologías.
El Presupuesto Público como "el instrumento legal en el cual se realizan las estimaciones de ingresos que tendrá una entidad pública así como las autorizaciones para realizar gastos durante un tiempo determinado y a su vez constituye un instrumento de planificación de las políticas públicas con miras al cumplimiento de los fines del Estado.
El presupuesto constituye la expresión cifrada, conjunta y sistemática de las obligaciones (gastos) que, como máximo, pueden reconocer y los derechos (ingresos) que prevean liquidar durante el correspondiente ejercicio (anual).
La aprobación de los presupuestos constituye una de las atribuciones del congreso o parlamento de un país, mediante la ley de presupuestos correspondiente, que es una norma legal, contemplada en diversos ordenamientos jurídicos y dictada por este órgano a finales de año (generalmente, los últimos días de diciembre).
La financiación y gasto público en cultura procede anualmente del Ministerio de Cultura y Deporte, a través de la División de Estadística y Estudios en colaboración con la Oficina Presupuestaria del Ministerio y con las comunidades autónomas que participan en diversas fases de elaboración de la misma, y de la Estadística de Liquidaciones de los Presupuestos de las Entidades Locales elaborada por el Ministerio de Hacienda donde se ofrecen ofrecen indicadores relativos al gasto público en cultura realizado por la Administración General del Estado, por la Administración Autonómica y por la Administración Local.
En economía, un presupuesto se refiere a la cantidad de dinero que se necesita para hacer frente a cierto número de gastos necesarios para acometer un proyecto.
Se llama presupuesto al cálculo, planificación y formulación anticipada de los gastos e ingresos de una actividad económica.
Podemos decir que el presupuesto es un plan de acción dirigido a cumplir con un objetivo previsto, expresado en términos financieros, el cual debe cumplirse en determinado tiempo, por lo general anual y en ciertas condiciones. La elaboración de un presupuesto resulta clave para la administración financiera.
El proceso según el cual se elabora el presupuesto de ingresos y gastos de la actividad cultural reviste una gran importancia, ya que es el momento en el que los aspectos explicados anteriormente se concretan, y valoran. A continuación, se ofrecerán una serie de directrices para desarrollar y controlar un presupuesto cultural, que implica el diseño efectivo de la dimensión económica y financiera del proyecto.
El presupuesto en la gestión cultural es una expresión, en términos económicos, de los planes de la organización de la actividad cultural. Tiene varias dimensiones fundamentales, que representan dos caras de la misma moneda y que están intrínsecamente relacionadas:
El presupuesto parte de las estimaciones explicadas en apartados anteriores, y no deja de ser una conjetura, sobre la que tendrán que valorarse posibles desviaciones. En este sentido, podemos decir que los presupuestos NO son:
Si el presupuesto está adecuadamente diseñado, el presupuesto constituirá una herramienta básica de gestión, que determinará los fondos disponibles para cada una de las etapas del proyecto. Además, obliga a plantear una reflexión rigurosa sobre la planificación de las actividades de actividades, que habrá en muchos casos de ser replanteadas como consecuencia de la evolución financiera del proyecto. De esta forma, el presupuesto permite controlar ingresos y gastos, e identificar la naturaleza de los problemas de la organización. Además, constituye la base de la transparencia financiera del programa cultural desarrollado. Si se comunica adecuadamente, cualquier agente implicado podrá verificar gastos e ingresos, y comprobar el destino de los fondos aportados en su caso.
Identifcar todos los ingresos (A):
Se precisa averguar, en la medida de lo posible, cuánto dinero está generando la entidad cada mes y de dónde proviene. Es posible que la entidad tenga solo una fuente de ingreso, o quizás tiene múltiples formas de generar ingresos . Por ejemplo, un museo podría tener solo las ventas al público como fuente de ingreso, mientras que, una asociación podría tener varias fuentes, como la realización de actividades culturales, de animación, educativas, etc.
Identificar todos los gastos (B):
Sus gastos se pueden dividir en dos categorías principales: fijos y variables.
Gastos fijos. Se entienden por gastos fijos aquellas cantidades que debemos pagar de forma periódica y cuyo importe conocemos de antemano. Esto puede incluir gastos como la renta, costes de nómina y del personal (salarios, cotizaciones a la Seguridad Social), costes de inversión, y servicios públicos con cuotas constantes, planes de Internet, alojamiento de sitios web y otros costes, como las suscripciones.
Gastos variables. Los gastos variables fluctúan cada mes según el desempeño y la actividad de la entidad. Pueden incluir, por ejemplo, los cotes operacionales (materiales, equipamiento, servicios, transporte), costes organizativos, los servicios públicos que cobran en base al uso (electricidad, agua, teléfono o gas), costes de envío de paquetes, gasolina del vehículo, comisiones por concepto de ventas o costes de transporte.
Calcular la rentabilidad (C), restando Ingresos menos gastos.
Llegamos a A – B = C. En el presupuesto de una entidad, compare el total de A) sus ingresos contra el total B) de sus gastos (la suma de los gastos fijos y los gastos variables).
Al flujo de efectivo que ingresa (ingresos =A) hay que restar el flujo de efectivo que sale (gastos=B) para determinar C) su rentabilidad global.
El presupuesto debe ser elaborado en una tabla, diferenciando ingresos de gastos y su tipología para calcular finalmente la rentabilidad también denominada unidad neta. Los presupuestos pueden ser comparados anualmente y detectar más facilmente las desviaciones y diferencias, entre lo presupuestado y lo real, y aplicar métodos de corrección en su caso.
Normalmente los presupuestos anuales de una empresa se suelen expresar con los siguientes periodos:
Cada trimestre tiene 3 meses y por tanto completan un año entero de 12 meses.
Dicho de otro modo, el presupuesto puede entenderse como una forma de marcar el plan de actuación que la compañía va a llevar a cabo, delimitando los objetivos que se buscan en dicha tarea y las funciones que sea necesario realizar para su consecución. En ese sentido, es habitual que los presupuestos presenten una serie de características comunes, como predictibilidad, economicidad, flexibilidad, fiabilidad, participación y oportunidad.
profitability o rentabilidad.
Una correcta administración financiera de un programa cultural debería disponer de los siguientes formatos:
En el sector cultural, dada la diversidad de actividades desarrolladas, resulta complejo ofrecer un formato único de presupuesto. No obstante, es necesario considerar que, en todo caso, han de tener en cuenta de forma simultánea los ingresos y gastos previstos para la actividad. Ambos elementos han de estar clasificados de forma que la información se ofrezca de la forma más clara posible.
Un aspecto básico en la gestión de cualquier actividad con una dimensión económica o financiera es la medición de la eficiencia, que representa el parámetro básico de evaluación de la gestión desarrollada.
Por ello, propondremos a continuación un modelo diseñado de manera ad-hoc para la medición de la eficiencia de los programas culturales, que trata de cubrir los siguientes objetivos:
PASO 1: Determinación de los indicadores clave. La facilidad para desarrollar esta actividad dependerá, fundamentalmente, de la medida en la que los organizadores tengan claros sus objetivos. De hecho, los indicadores clave suponen la expresión de los objetivos de la actividad, y el elemento clave para valorar el desarrollo de la misma.
PASO 2: Selección de indicadores financieros. Los indicadores seleccionados en el paso anterior han de expresarse en términos financieros. Algunos ejemplos de esta materialización podrían ser:
PASO 3: Definición de los agentes implicados. En el desarrollo de una actividad cultural intervienen un número variable de agentes, con objetivos diferentes y, en algunos casos, contrapuestos. En el diseño del modelo de valoración es importante tenerlos en cuenta, y saber medir y valorar sus preocupaciones e intereses en la gestión del evento. Ejemplos de esos agentes podrían ser:
PASO 4: Determinar una medida de calidad en la gestión. Es necesario que la organización de la actividad cultural en cuestión defina una medida específica de calidad, que haga referencia no sólo a la calidad de la actividad programada, sino a los propios mecanismos de gestión. En este sentido, resulta especialmente relevante para la organización plantear, de forma abierta y participativa, las siguientes cuestiones:
PASO 5: Expresar gráficamente los resultados del proceso de análisis. La información extraída de las fases anteriores es especialmente relevante para la organización, por lo que será necesario que se plantee de la forma más transparente posible. Para ello, la representación gráfica, en forma de cuadros y tablas, puede resultar útil. Para realizar estas representaciones podemos realizar gráficos, histogramas, diagramas de sectores, etc.
eficiencia es la ‘capacidad de disponer de alguien o algo para conseguir el cumplimiento adecuado de una función. No debe confundirse con la eficacia, que se define como ‘la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera’.
Que es apropiado, adecuado o especialmente dispuesto para un determinado fin
Los costes fijos son aquellos costos que NO son sensibles a pequeños cambios en los niveles de actividad de una empresa, sino que permanecen invariables ante esos cambios. Ejemplos: alquiler de inmuebles, servicios de internet, impuestos, suministros (agua, luz, gas,..)
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