Los ataques se pueden, clasificar de forma útil en términos de ataques pasivos y ataques activos.
- Ataques pasivos. En los ataques pasivos, el atacante no altera la comunicación, sino que únicamente la escucha o monitoriza para obtener información de lo que está siendo transmitido. El principal uso que se suele realizar de los ataques pasivos es para ver el tráfico de un equipo, obtener las contraseñas de red, etc.
Los ataques pasivos son muy difíciles de detectar, ya que no provocan ninguna alteración de los datos. Sin embargo, es posible evitar su éxito mediante el cifrado de la información.
- Ataques activos. Estos ataques implican algún tipo de modificación del flujo de datos transmitido o la creación de un falso flujo de datos. Algunas formas puede ser: suplantación de identidad (el intruso se hace pasa por un usuario legítimo), reactuación (se reenvían mensajes legítimos), modificación de mensajes, denegación de servicio (se satura un servicio para que no pueda ser utilizado correctamente), etc.