En 1989/90 Tim Berners-Lee creó el World Wide Web y se encontró con la necesidad de organizar, enlazar y compatibilizar gran cantidad de información procedente de diversos sistemas. Para resolverlo creó un lenguaje de descripción de documentos llamado HTML, que, en realidad, era una combinación de dos estándares ya existentes:
- ASCII: Es el formato que cualquier procesador de textos sencillo puede reconocer y almacenar. Por tanto es un formato que permite la trasferencia de datos entre diferentes ordenadores.
- SGML: Lenguaje que permite dar estructura al texto, resaltando los títulos o aplicando diversos formatos al texto.
HTML es una versión simplificada de SGML, ya que sólo se utilizaban las instrucciones absolutamente imprescindibles. Era tan fácil de comprender que rápidamente tuvo gran aceptación, logrando lo que no pudo SGML.
HTML se convirtió en un estándar general para la creación de páginas web. Además, desde su creación, tanto las herramientas de software como los navegadores, que permiten visualizar páginas HTML, no han parado de mejorar.
A pesar de todas estas ventajas HTML no es un lenguaje perfecto, sus principales desventajas son:
- No soporta tareas de impresión y diseño.
- El lenguaje no es flexible, ya que las etiquetas son limitadas.
- No permite mostrar contenido dinámico.
- La estructura y el diseño están mezclados en el documento.