8.- La conducción preventiva.
Caso práctico
Fernando convoca a los conductores y conductoras de su empresa, para comentarles que en el curso de formación le han aconsejado que les informe sobre los principios básicos que deben aplicar en la rutina de conducción. A pesar que algunos de ellos acumulan 30 años de servicio sin ningún tipo de incidente, Fernando les indica que la autoconfianza es un mal enemigo y que con charlas de este tipo se puede combatir.
Durante el desarrollo del transporte de viajeros, se pueden dar muchas situaciones en las que contar con elementos de seguridad (de diferente tipo) puede ser determinante para salvar la vida.
Desde hace años, las normas de seguridad son cada vez más estrictas, y las diferentes administraciones públicas han desarrollado un conjunto de normas para conseguir reducir el número de accidentes.
Una de ellas es la Directiva 2001/85/CEE sobre disposiciones especiales aplicables a los autobuses o el reglamento 107 CEPE/ONU relativo a las homologaciones de vehículos de la categoría M2 y M3 (autobuses).
Junto a estas normativas, los vehículos cuentan cada vez con más dispositivos (y mejor diseñados) que consiguen aumentar la seguridad y evitar situaciones de emergencia.
Además de todas estas medidas, en toda conducción segura es importante cumplir la normativa de tráfico, pero sin embargo no es suficiente para evitar los accidentes. En ocasiones te puedes cruzar con conductores inexpertos, distraídos o temerarios, que te involucren en un accidente y aunque tú no seas el culpable del mismo, sufras las consecuencias.
La conducción preventiva se puede conseguir añadiendo al estilo de conducir una serie de principios. Así toda técnica de prevención se basa en tres principios, para conocerlos pasa el cursor del ratón por encima de los rectángulos de la siguiente animación: