Caso práctico: el incendio del Windsor
A las 23:08 horas del sábado 12 de febrero de 2005 se detectó fuego en la Torre Windsor de Madrid, a la altura de la planta 21 del edificio de 30 plantas. Veinte minutos después las llamas envolvían la parte superior del emblemático rascacielos. El fuego no se extinguió hasta pasados dos días y lo más sorprendente es que nunca se culpó a nadie del suceso. También es el único rascacielos que se ha quemado en España.
El Windsor se construyó en los años setenta y llevaba meses cambiando su sistema de extinción de incendios para adaptarlo a la normativa y en aquel momento no estaba completado el trabajo. La alarma saltó, pero fue lo único que funcionó aquella noche. Cuando el edificio se convirtió en una tea se estaba construyendo una segunda escalera de emergencia, pero el mayor problema estaba dentro: los aspersores no se activaron automáticamente al saltar la alarma de humos.
El informe de la aseguradora, sin embargo, dijo que los sistemas contraincendios funcionaron bien y que fueron revisados un mes antes. La responsabilidad la achacaron a los bomberos, que no actuaron con suficiente diligencia, y al fallo de las columnas secas, que no tenía suficiente presión, además de a otros motivos.
Los miembros de seguridad llegaron hasta el despacho de la planta 21 de la que salían las llamas de 50 centímetros de altura, pegadas a una pared. Con un simple extintor podrían haber acabado con el fuego, pero la puerta estaba atrancada y los bomberos sólo consiguieron abrir una pequeña rendija. Al cabo de unos minutos, el humo era ya tan denso que la situación empezó a complicarse y un techo se desplomó sobre los primeros bomberos. Ante esa situación, se llamó a una segunda dotación con mejor equipamiento para atacar el fuego, pero la presión del agua era insuficiente y recibieron la orden de evacuación, al ser el fuego “incontrolable”.