Caso práctico: Notre Dame
El 15 de abril de 2019 un devastador incendio arrasó una parte importante de la histórica Catedral de Notre-Dame en París, el monumento más visitado de Europa. Alrededor de 30 000 personas lo visitaban cada día. No hubo muertos. Se destruyó la torre de la catedral, que pesaba unas 750 toneladas, y provocó el derrumbe del techo. Según los informes, el incendio se inició en el campanario, que estaba siendo objeto de una reforma.
La alarma de incendios sonó por primera vez alrededor de las 18:30 h. El empleado de seguridad que vigilaba el panel de alarma de humo en la catedral de Notre-Dame llevaba solo tres días en el trabajo cuando la luz roja con la advertencia de “FUEGO” parpadeó en la tarde del 15 de abril. Además, este sistema, no notificó al departamento de bomberos de París la alarma; en su lugar, alertó solo a este empleado, el cual contactó con un vigilante que fue al lugar equivocado para buscar el incendio. Todavía no está claro cómo ocurrió ese error, pero pasaron casi 30 minutos cruciales antes de que se dieran cuenta del error. Por si fuera poco, el empleado que controlaba el sistema de alarmas y que solo llevaba tres días en este puesto, debía ser relevado por otro trabajador que no se presentó a la hora, por lo que estaba en la segunda etapa de un doble turno y las reacciones no son las mismas.
Vemos, entonces, un problema de organización y un posible error humano. Pero también hay errores en el diseño del sistema. El sistema de seguridad contra incendios en Notre-Dame priorizó la prevención y detección pero se basó en una suposición clave errónea: que si ocurriera un incendio en el ático de la torre, sus antiguas maderas de roble se quemarían lentamente, dejando tiempo suficiente para combatir las llamas y no se estimó necesaria la instalación de rociadores y sistemas de extinción.
El hecho de que la torre de madera y plomo de la catedral de Notre-Dame no tuviera un sistema de rociadores, o extintores secos automáticos, parece sorprendente, pero en cada instalación histórica debe decidirse cuál debe ser el equilibrio entre las mediddas de prevención del riesgo y el impacto que tienen en la preservación histórica del edificio. Un sistema de aspersores en la torre tendrían una cierta influencia en la estética y un cierto riesgo si se producía una rotura en la tubería de agua.
Finalmente, debería haber sido obligatorio el realizar una verificación doble después de una alarma. Cuando sonó la primera alarma de incendio en Notre-Dame y no se detectó inicialmente ningún incendio, debieron haberse realizado investigaciones adicionales de inmediato. El tiempo que transcurre entre una alarma de incendio y su actuación es esencial. Por ello, los sistemas de detección y de actuación automática son tan importantes. En los edificios nuevos son obligatorios, pero en los históricos no existen disposiciones legales equivalentes.