Cuando Víctor ve la sangre caer por el brazo de Álvaro, coge unas gasas del botiquín y se acerca a él. Es difícil acceder a la herida, pues la ropa le impide verla. Con cuidado le retira la ropa de abrigo a Álvaro para ver la zona del corte y presiona con las gasas sobre la herida. Las gasas se empapan pronto y mientras que Víctor busca otras, Álvaro se quita las manchadas. El joven está mareado por el miedo y la pérdida de sangre pero intenta volver a salir para guiarlos en busca de su compañero. Con dificultad el guía lo convence de que sabe donde localizar a su amigo y lo dejan al cuidado de Silvia mientras que salen en busca del herido.

Tal y como suponían el herido está muy cerca pero es incapaz de levantarse por el fuerte dolor en la pierna. Entre los dos consiguen llevarlo hasta el refugio. Jaime, el herido, tirita de frío y Víctor teme que pueda sufrir un shock. Recuerda que tiene que abrigarlo y va en busca de una manta. Jaime se queja de tener los pies helados y el guía le quita las botas que están llenas de nieve con algo de brusquedad. A simple vista solo se aprecia un enrojecimiento y edema en la zona del tobillo que Jaime mueve con cuidado. No hay posibilidad de ayuda inmediata, así que Víctor empieza a vendar el tobillo de Jaime tal y como vio en un vídeo. Después busca una tabla y la coloca apoyada en la parte externa del tobillo hasta alcanzar media pierna.

Mientras atienden a Jaime, Silvia ha avivado el fuego y abrigado a Álvaro. El joven ha dejado de sangrar, pero empieza a tiritar y a sentir dolor en los pies helados. Silvia ha calentado agua y se dirige a colocar una botella caliente en los pies de Álvaro. Víctor avisa a Silvia para que no lo haga, pues el calentamiento debe ser progresivo. La joven quita el calzado a Álvaro, que tiene los calcetines y pantalones mojados por la nieve. Jaime también tiene los dedos de los pies helados y enrojecidos ahora que están recuperando la circulación. En el refugio hay una botella de ron que el guía calienta para dar a los heridos en tragos pequeños.