Recuerda que tanto líquidos como gases son fluidos y presentan muchos comportamientos similares. Los accionamientos hidráulicos son muy similares a los accionamientos neumáticos que acabamos de ver. Los principios de funcionamiento son los mismos y la tecnología utilizada es muy similar. La diferencia principal estriba en que el fluido utilizado en estos accionamientos es un líquido, generalmente aceite. Ya que los líquidos son mucho menos compresibles que los gases, existen pequeñas diferencias constructivas en los equipos.
Para conseguir presión en el aceite que va a circular por las tuberías se utilizan grupos de presión. Estos grupos consisten en una bomba accionada por un motor eléctrico para comprimir el aceite hasta los valores deseados. La presión de trabajo de los accionamientos hidráulicos suele ser muy superior a la de los accionamientos neumáticos, generalmente superior a 60 bar.
Si tenemos una pérdida en un accionamiento neumático, se nos escapará aire y puede ser que no detectemos la fuga en el momento de producirse. En cambio, las fugas de fluido en los accionamientos hidráulicos se detectan con mucha mayor rapidez debido a los siguientes motivos:
- Los accionamientos hidráulicos trabajan con un circuito cerrado para el aceite, por lo que de producirse una fuga, el nivel de aceite del sistema disminuye.
- Si tenemos una fuga de aceite, y más a estas presiones de trabajo, el chorro de aceite que sale por la fuga suele ser bastante considerable.
Los equipos utilizados en estos accionamientos son también las válvulas de control y los cilindros. Las válvulas de control se utilizan para modificar el flujo de aceite por las tuberías del sistema y los cilindros hidráulicos para transformar la energía contenida en la presión del aceite en movimiento.
Los sistemas hidráulicos suelen utilizarse en aplicaciones donde se requiere una gran fuerza, que no puede ser alcanzada con los accionamientos neumáticos.