El objetivo es verificar que se han integrado adecuadamente todos los elementos del sistema y que realizan las funciones apropiadas y determinar la configuración óptima del sistema.
Estas pruebas verifican la instalación del software en el entorno de destino y comprueban el comportamiento del sistema frente a los requisitos de configuración. Además, analizan el software bajo configuraciones diferentes para diferentes usuarios.
La meta de la prueba es hacer que la aplicación falle en el cumplimiento de los requerimientos de configuración, de manera que los defectos escondidos sean identificados, analizados, arreglados y prevenidos en el futuro.
Durante estas pruebas, la persona encargada de la realización de pruebas funcionales al proyecto de software, valida que nuestro proyecto actual es capaz de soportar diferentes tipos de tecnologías de hardware, como diferentes tipos de impresoras, interfaces, topología, etc.
Estas pruebas también son llamadas pruebas de hardware o pruebas de portabilidad.