En cualquier instalación, incluso en tu propia vivienda, has visto tuberías de diferentes materiales. Pero básicamente habrás comprobado que se trata de dos tipos: metálicas o plásticas. Incluso puedes encontrar tuberías híbridas, con una parte plástica y otra metálica. Hasta hace unos años lo habitual era utilizar tuberías metálicas. Esto viene haciéndose desde el tiempo de los romanos. Los romanos ya construían las tuberías de abastecimiento de agua con plomo. Se siguieron utilizando hasta que la revolución industrial trajo consigo la posibilidad de trabajar otros materiales metálicos.
METÁLICOS
Los metales presentan ventajas de resistencia mecánica y a la exposición solar, aunque sus limitaciones son la corrosión, el elevado precio y el sistema de montaje que puede requerir mano de obra altamente cualificada. Los principales materiales son:
Acero galvanizado: Los tubos de este material sustituyeron a los de plomo. Tiene la ventaja de ser un material económico y resistente, pero los inconvenientes de mecanizado difícil al servirse en barras de gran rigidez, y los sistemas de unión generalmente roscados son de lenta ejecución y de calidad dependiente del utillaje utilizado. Otro inconveniente de este material el que en su interior se produce corrosión, que provoca desprendimiento de óxido, aumento de la rugosidad y destrucción del tubo a largo plazo. Su vida media es de alrededor de 10 años se usan en diámetros medios, de 12 mm (1/2") a 15 cm (6"). Son baratos.
Hierro fundido: tiene una gran resistencia a la corrosión y, por tanto, larga vida (hasta 100 años). Se usa con frecuencia en redes de distribución de agua potable y suelen ser grandes diámetros, desde 5 cm hasta 120 cm. Las uniones son mediante bridas, juntas de expansión, adaptadores Dresser, etc. que requieren mano de obra especializada.
Acero inoxidable: la gran ventaja de este material es su alta calidad que pueden presentar las redes de fluido, al ser muy resistente y apto para productos alimentarios. Además, su vida útil es muy superior al resto de los aceros en instalaciones de agua, al no sufrir corrosión. Como inconvenientes, lo son su elevado precio, su peso y la dificultad de mano de obra en operaciones de soldadura. Se puede utilizar en cualquier tipo de instalaciones, tanto de fluido frío como caliente. No requieren protección superficial añadida.
Cobre: ha sido el material de mayor uso hasta el momento en calefacción, gas y ACS, actualmente, debido principalmente al gran aumento de su precio, está siendo sustituido por tuberías plásticas. Presenta ventajas de resistencia mecánica y a la corrosión si se toman las debidas precauciones en instalaciones de agua, y de compatibilidad de accesorios y uniones con facilidad de obtención de piezas y recambios. Al ser uniones soldadas es muy importante la calidad de la mano de obra, sobre todo para diámetros grandes. Además puede presentar problemas de corrosión electrolítica, y de incrustaciones.