Caso práctico: el técnico educado y paciente ...
Un operario del servicio de aguas de una mancomunidad de municipos recibió el encargo de ir rápidamente a un polígono industrial a valorar y reparar una fuga de agua ocasionada por la pala excavadora de una obras que se estaban haciendo. Se había roto la tubería principal y había que hacer un by-pass para mantener el suministro al resto de industrias. Para ello, estaba poniéndose en contacto con el centro de operación para cerrar y abrir las válvulas oportunas. Era un proceso crítico y debía emplearse su tiempo en asegurar que no había ningún problema añadido, especialmente golpes de ariete y variaciones de presiones significativas.
Mientras tanto, habían pasado 30 minutos, y un empresario impaciente estaba echandole la bronca y diciéndole que debía arreglar cuanto antes la avería para que en su empresa tuvieran agua, ya que estaba parada. El operario, le contestó educadamente que estaba en ello y, sin embargo, el iracundo cliente le decía que debía ponerse en marcha, sacar las herramientas y arreglar el desperfecto cuanto antes. ¡Qué paciencia demostró! Aunque seguro que le hubiese gustado contestarle, no lo hizo para guardar cierta compostura y no añadir más agresividad a la situación.
Diez minutos después, la fuga se corrigió mediante un by-pass, y el servicio de agua se restableció a la zona. En las siguientes horas otros operarios sustituyeron la tubería dañada sin afectar al suministro de agua. El cliente, al ver que no tenía razón y que el operario hizo magníficamente su trabajo, se disculpó por su nerviosismo y le felicitó por su trabajo.