Saltar la navegación

3.- Motivación de equipos de trabajo.

Caso práctico

Aparece una mujer y un hombre en segundo plano sentados en una mesa de trabajo con un vaso de agua.

María habla con Fernando.

—Hola Fernando, no he tenido ocasión de hablar contigo de la reunión a la que asistí el viernes pasado con tu equipo y vengo expresamente a felicitarte, me encantó la forma en la que diriges y el ambiente de trabajo es estupendo.
—La verdad es que sí, yo estoy muy satisfecho con mi equipo y ellos se muestran contentos, además les gusta que celebremos estas reuniones, a veces tengo la sensación de que sirven un poco de terapia para todos.
—Además de la buena disposición y coordinación que tenéis me sorprendió mucho lo motivados que están los conductores y conductoras, aportaban ideas sobre nuevas rutas, nuevos sistemas de localización…
—Si María, ellos tienen muy claro que los logros de la empresa en gran medida son para ellos y que por supuesto se consiguen gracias a ellos. Es importante también reconocérselo y saber recompensarles —explicaba Juan.
— ¿Y cómo le recompensas? —preguntaba María.
—Hay varias formas de hacerlo, flexibilidad en los turnos, participación en la fijación de objetivos, participación en el reparto de beneficio…
—Un día me sentaré contigo para que me detalles todo esto, ¿vale?
—Cuando quieras María.

Seguimos sumando conocimientos y herramientas para trabajar en equipo. Ya tenemos montado nuestro equipo de trabajo, sabemos qué técnicas aplicaremos para dinamizarlo y cómo dirigirlo, pero importante, ¿nuestro equipo de trabajo está motivado?

La motivación de los empleados de toda organización tiene una repercusión muy clara en el rendimiento de su trabajo y por lo tanto en el de la empresa, por lo que es importante dedicarle atención a este apartado. Empezaremos por profundizar en el término. ¿Qué es la motivación? Una de las definiciones que más nos interesan desde el punto de vista de nuestra empresa de transporte de viajeros es:

La motivación es el procedimiento que provoca en el individuo la necesidad de actuar de una determinada forma para conseguir un objetivo. Este impulso o anhelo puede originarse en el exterior, siendo un estímulo externo, o en el propio individuo siendo un estímulo interno.

Aparece una mujer en pie apoyada en una mesa de trabajo junto a la que están sentadas varias personas mirándola.

De la propia definición, se deduce lo que mencionábamos al comenzar este apartado, la relación entre rendimiento y motivación es clara y estrecha. Vamos a ver como se produce esta relación.

Cuando las personas integrantes de un grupo de trabajo están motivados, creen en la idea de negocio para la que trabajan, se identifican con él, los objetivos marcados o son sus propias metas o forman parte de ellas, sin duda, la ilusión y el entusiasmo a la hora de trabajar, les hará aplicar sus conocimientos, ser más creativos, enérgicos y tener entusiasmo por su trabajo, es decir, por lograr los objetivos del grupo, y por tanto los de la empresa. Esto aumentará la productividad de la empresa y la hará más competitiva.

Este es el efecto de la motivación del equipo de trabajo en la productividad de la empresa, pero ¿Y qué efecto provoca la desmotivación?

Un trabajador desmotivado, y aún más perteneciente a un equipo de trabajo, no se siente identificado ni con la empresa, ni con el equipo al que pertenece, ni con los objetivos que persigue. Por lo tanto, este individuo es difícil que pueda aportar al equipo, ni creatividad, ni entusiasmo, ni energía al menos positiva, por el contrario, aportará, desgana, apatía, absentismo, quizás energía, pero negativa, estropeando el clima laboral, creando conflictos, afectando el trato con los clientes, en definitiva su rendimiento y el de su entorno se verá mermado reduciendo los logros del grupo y por tanto de la empresa.

Vista la repercusión de la motivación en los miembros de un equipo de trabajo, veremos con que técnicas podemos contar para motivarlos.