3.5.- Limpieza y desinfección de redes de saneamiento.
Existe un consenso generalizado sobre la idea de que un mantenimiento preventivo eficaz es una pieza clave para garantizar el adecuado funcionamiento de la red de saneamiento. Las operaciones de limpieza a llevar a cabo necesitan de una estructura y organización que permita no sólo la realización de los trabajos, sino también su seguimiento y control. La limpieza de la red de alcantarillado normalmente se organiza en los tres siguientes niveles:
Flickr(CC BY)Limpiezas ordinarias: Su periodicidad se establece en función de la estrategia de limpieza adoptada. Se acostumbra a trabajar en base a recorridos pre-establecidos de tramos. Con carácter general, a la hora de confeccionar los recorridos se recomienda tener en cuenta los siguientes aspectos:
Los tramos de un recorrido deben poder limpiarse con un mismo método de limpieza.
La duración estimada de cada recorrido debe ser homogénea y conocida (diaria, semanal).
El sentido de la limpieza será a favor de la corriente, desde secciones menores a mayores.
Se recomienda tener en cuenta en la elaboración de los recorridos otros factores, ajenos al alcantarillado pero claves para la realización de los trabajos, como pueden ser la accesibilidad de los vehículos, el sentido e intensidad del tráfico rodado, o la posibilidad de realizar cortes de circulación. En los casos en que sea necesario, se deberán realizar las tareas en horario nocturno o en día festivo.
Limpiezas especiales: Dentro de este epígrafe se incluyen aquellos puntos que bien por sus características físicas o bien por su dificultad de limpieza, merecen un tratamiento diferenciado de las limpiezas ordinarias. Algunos ejemplos de este tipo de limpieza son:
Fosas areneras en cabecera (entradas a la red de alcantarillado).
Fosas de decantación en el interior del alcantarillado.
Puntos bajos de alta dificultad y con especial incidencia.
Grandes colectores donde no se pueden aplicar los métodos de limpieza convencionales.
Zonas con especial incidencia de malos olores procedentes de la red de saneamiento.
Limpiezas extraordinarias: Dado que es inevitable en todo servicio de saneamiento a aparición de situaciones que hay que atender con carácter de urgencia, debe preverse la disponibilidad de equipos de trabajo para las limpiezas extraordinarias, también conocidas como correctivas.
Los métodos más habituales para la limpieza de redes de saneamiento son:
Limpieza por descarga de agua: Descarga brusca de una cierta masa de agua. Es la forma más sencilla y antigua, si bien hoy en día ya no es un procedimiento tan usual. No obstante, habitualmente es una actividad preliminar en cualquier proceso de mantenimiento de una red.
Limpieza por rascadores mecánicos a tracción: Limpieza de conducciones con equipos accionados mediante cable puede realizarse, básicamente, por dos procedimientos diferentes: por rascadores mecánicos o por agua a presión. En ambos casos, la longitud de tubería a limpiar queda limitada por el alcance del cable que acciona el equipo de limpieza.
Limpieza por agua a presión: El otro gran sistema para la limpieza de conducciones con accionamiento mediante cable es el empleo de toberas que limpian la tubería con agua a presión. La presión a la que expulsan el agua es variable en función del diámetro de la tobera y del caudal emitido.
Limpieza con equipos autopropulsados (raspadores de espuma o rascadores metálicos): Su uso en saneamiento y drenaje es más bien testimonial, pues por sus características y modo de propulsión encuentran su mejor campo de aplicación en conducciones de menor dimensión y funcionamiento en presión, como las de las redes de abastecimiento.
Limpieza con productos químicos:Se trata de nuevo de una técnica poco empleada en saneamiento. Consiste en la introducción en el interior de las tuberías de un líquido que despega las incrustaciones de la pared del tubo. La composición química exacta del líquido es variable en función de la calidad de las incrustaciones adheridas a la tubería.
Limpieza por aspiración neumática: Estos equipos funcionan por succión a través de vacío de una mezcla de sedimentos aire-agua, siendo capaces de extraer de profundidades importantes unos residuos con alto componente de materia sólida. Es un método adecuado para puntos singulares de redes visitables que tengan un alto grado de sedimentación
Limpieza manual por arrastre y extracción: Consiste en arrastrar manualmente la suciedad mediante el empleo de herramientas especiales similares a un azadón al pozo de registro más próximo o los pozos de extracción de residuos construidos al efecto y extraer allí los residuos con contenedores que, de manera automatizada se elevan hasta la vía pública, donde se depositan en la caja estanca del camión.
En términos generales, la tecnología más utilizada y extendida es la limpieza por agua a presión y aspiración de los fangos (aspiración-impulsión).
Válvula antirretorno de clapeta. Dispositivo que, mediante una clapeta que se acciona en una única dirección, permite el trasiego de un fluido en un sentido, impidiendo cualquier tipo de retorno o reflujo.
Recomendación
Se recomienda efectuar una limpieza total de la red al menos cada tres años, si bien algunos colectores precisarán de una limpieza anual e incluso de dos, dependiendo de su nivel de colmatación. La parte o partes de la red a limpiar cada tres años, la de limpieza anual o bianual, y el rendimiento que se espera obtener, nos servirá para dimensionar el equipo de limpieza de la red.
El mantenimiento en servicio de los imbornales debe realizarse también de forma sistemática, perfectamente coordinado con el servicio de limpieza viaria. La limpieza de todos los imbornales de la red debe ser anual. El conocimiento de la red puede llevarnos a programar la limpieza de algunos imbornales semestral o trimestralmente, dependiendo de la zona, residuos que recojan, molestias al peatón, etc.
El conocimiento del número de imbornales de la ciudad, la cantidad de los que precisan de más de una limpieza anual y el número de avisos que se produzcan en el año, nos indica la dimensión del equipo que para la limpieza de los imbornales se precisa.
Abertura practicada en la calzada, normalmente debajo del bordillo de la acera, para evacuar el agua de lluvia o de riego.