La primera operación de mantenimiento de una conducción sería la inspección periódica de la misma con vistas a detectar defectos o patologías. La inspección es en sí misma una actividad básica para construir y mantener al día el inventario de la red, que debe quedar recogido en un Sistema de Información Geográfica (SIG). Éste constituye una de las herramientas principales sobre las que gravita la gestión avanzada de la red: es la base para realizar cualquier planificación y para realizar una explotación activa del sistema de abastecimiento o saneamiento y drenaje.
Los posibles sistemas de inspección de la conducción son, básicamente, los siguientes:
- Inspección visual (ya sea mediante brigadas de campo o cámaras de televisión).
- Técnicas geofísicas de detección.
- Técnicas de auscultación.
Inspección Visual
La inspección visual es el más tradicional de los sistemas de inspección de conducciones en servicio. Puede realizarse mediante la introducción directa de un operario en el interior de la conducción (solo para el caso de secciones de grandes dimensiones: altura mayor de 1,5 m y anchura mayor de 0,60 m), o mediante una cámara robotizada de TV dirigida a distancia y que graba y acota lo visualizado en tuberías de cualquier diámetro. Existe también una posibilidad intermedia que sería el conocido como “periscopio” o “vídeoperiscopio”, que son unos aparatos de visión indirecta que permiten observar (sin bajar al pozo) los primeros 10 – 15 metros de cada conducción que llegue a éste.
Por lo que se refiere a las inspecciones mediante brigadas de operarios, éstas pueden realizarse tanto en el caso de conducciones de grandes dimensiones (en cuyo caso los operarios transitan por el interior de las alcantarillas), como en tubulares de pequeño diámetro (en cuyo caso los operarios bajan a los pozos de registro y desde ellos observan los conductos que llegan).
Para este tipo de trabajos siempre es necesario que el personal que realiza los trabajos tenga la capacitación suficiente de manera que su trabajo no consista exclusivamente en la realización de un simple inventario con la toma de datos pozo a pozo, sino que deben tener un alcance hidráulico suficiente como para determinar la circulación del flujo aguas arriba y aguas abajo de cada pozo de registro.
En ambos casos, la sistemática de toma de datos deberá apoyarse en unas fichas de trabajo predefinidas donde se especifica toda la información que deberán recoger los operarios en cuanto a características topográficas, topológicas, estructurales, materiales constitutivos y estado de conservación de los elementos de la red.
Técnicas geofísicas de detección
Complementariamente a los procedimientos descritos en el apartado anterior, existen toda una serie de técnicas geofísicas más sofisticadas, todas ellas provenientes del sector del agua potable.
- Inspección acústica: se basan en la detección del sonido causado por el agua al escaparse por una oquedad bajo el efecto de la presión hidráulica interior. Solo de aplicación en redes de saneamiento bajo presión hidráulica interior.
- Registro de las características hidráulicas de la red: el descenso de los registros del caudal y presión indicarían existencia de fugas. Este método tiene como inconveniente que es algo imprecisa en cuanto a la localización de los puntos de pérdidas.
- Trazadoras de gas: Consiste en la introducción de determinados gases no tóxicos, insolubles en el agua y más ligeros que el aire, los cuáles se escaparían por las posibles fugas. Mediante gasófonos puede detectarse la presencia de esos gases en el terreno.
- Técnicas de rayos infrarrojos (termografías): Una fuga en una tubería enterrada ocasiona una variación de las condiciones térmicas en el suelo adyacente. Dichas alteraciones pueden ser detectadas por equipos infrarrojos.
- Técnicas de ultrasonidos: Se basan en la medida del tiempo que tarda en llegar una onda de sonido desde un punto hasta otro. Conocida la velocidad de transmisión en un medio determinado (aire, agua, un suelo, etc.) la existencia de una fuga implicaría la variación de dicha velocidad.
- Técnicas electromagnéticas: Detectan las fugas al identificar una variación de la conductividad de los materiales mediante la emisión de ondas electromagnéticas o al constatar el vacío creado en el terreno por una pérdida continua de agua.
- Técnicas radioactivas: Mediante la emisión de rayos gamma podrían también identificarse la presencia de fugas en una red de tuberías a través, por ejemplo, de las variaciones en las propiedades de los rellenos de los tubos. Es, en cualquier caso, aún una técnica experimental.
Técnicas | Solo detección de fugas | Evaluación del estado en general | Ubicación geográfica de las fugas | Empleo con tubería vacía | Empleo con tubería en servicio |
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Inspección visual | x | x | x | ||
Sistemas acústicos | x | x | x | ||
Inspección hidráulica | x | x | |||
Trazadores de gas | x | x | x | ||
Técnicas termográficas | x | x | x | ||
Ultrasonidos | x | x | x | x | |
Técnicas electromagnéticas | x | x | x | x |
Técnicas de auscultación
Son técnicas destinadas a recabar datos acerca del estado estructural de tuberías o colectores visitables, del mismo modo que se emplean en la auscultación y diagnóstico de todo tipo de estructuras de obra de fábrica. Estas técnicas están hoy en día en un estado avanzado de desarrollo y refinamiento, y constituyen una fuente de alto nivel para la obtención de información.
En todos los casos, independientemente de la técnica aplicada, los pasos a seguir son siempre los mismos:
- Elección de la técnica más apropiada.
- Campaña de auscultación.
- Calibración del método mediante probeta o sondeo.
- Tratamiento e interpretación de los datos.
- Síntesis e informe de auscultación.
Aquella lesión o deterioro sufrido por algún elemento, material o estructura.
Espacio que en un cuerpo sólido queda vacío.