Saltar la navegación

5.1.- Definición de tareas.

Es posible agrupar las tareas o trabajos de mantenimiento que pueden llevarse a cabo a la hora de elaborar un plan de mantenimiento. Su agrupamiento y clasificación puede ayudarnos a decidir qué tipos de tareas son aplicables a determinados equipos o partes del sistema para prevenir o minimizar los efectos de determinadas fallas.

  • Tipo 1: Inspecciones visuales sin equipos. Las inspecciones visuales suponen un coste muy bajo, por lo que parece interesante echar un vistazo a la instalación en alguna ocasión, para verificar la existencia de humedades o cambios en el terreno.
  • Tipo 2: Revisión y engrase de partes elementos móviles. Igual que en el caso anterior, las tareas de lubricación, por su bajo coste, siempre son rentables.
  • Tipos 3: Verificaciones del correcto funcionamiento mediante la lectura y registro de parámetros y características. Son, por ejemplo, la verificación de alarmas, la toma de datos de presión, caudal, simulación de alarma, etc. Si en esta verificación se detecta alguna anomalía, se debe proceder en consecuencia. Por ello es necesario, en primer lugar, fijar con exactitud los rangos que entenderemos como normales para cada una de las puntos que se trata de verificar, fuera de los cuales se precisará una intervención en el equipo. También será necesario detallar como se debe actuar en caso de que la medida en cuestión esté fuera del rango normal.
  • Tipo 4: Verificación del correcto funcionamiento con instrumentos externos de la instalación. Se trata de determinar si la instalación cumple con unas especificaciones prefijadas, pero para cuya determinación es necesario desplazar determinados instrumentos o herramientas especiales. Podemos dividir estas verificaciones en dos categorías:
    • Las realizadas con instrumentos sencillos, como pinzas amperimétricas, termómetros, etc.
    • Las realizadas con instrumentos complejos, como la inspección acústica, trazadora de gas, termografías, etc.
  • Tipo 5: Tareas condicionales. Se realizan dependiendo del estado en que se encuentre el equipo. No es necesario realizarlas si el equipo no da síntomas de encontrarse en mal estado. Estas tareas pueden ser:
    • Limpiezas condicionales, si la instalación da muestras de encontrase sucio.
    • Ajustes condicionales, si el comportamiento de la instalación refleja un desajuste en alguno de sus parámetros.
    • Cambio de piezas, si tras una inspección o verificación se observa que es necesario realizar la sustitución de algún elemento.
  • Tipo 6: Tareas sistemáticas, realizadas cada ciertas horas de funcionamiento, o cada cierto tiempo, sin importar como se encuentre el equipo. Estas tareas pueden ser:
    • Limpiezas
    • Ajustes
    • Sustitución de piezas

Una vez determinado los modos de fallo posibles, es necesario determinar qué tareas de mantenimiento podrían evitar o minimizar los efectos de un fallo. Cuanto mayor sea la gravedad de un fallo, mayores recursos podremos destinar a su mantenimiento, y por ello, más complejas y costosas podrán ser las tareas de mantenimiento que tratan de evitarlo.


Por ello es muy útil a la hora de decidir qué tipos de tareas es conveniente aplicar a un elemento determinado, estudiar los fallos potenciales de la instalación y clasificarlos según sus consecuencias. Lo habitual es clasificarlos según tres categorías: críticos, importantes y tolerables.

Defecto.

Si el fallo ha resultado ser crítico, casi cualquier tarea podría ser de aplicación. Si el fallo es importante, tendremos algunas limitaciones, y si por último, el fallo es tolerable, solo serán posibles acciones sencillas que prácticamente no supongan ningún coste.

En el caso de fallos tolerables, las únicas tareas sin apenas coste son las de tipo 1, 2 y 3. Es decir, para fallos tolerables podemos pensar en inspecciones visuales, engrase y lectura de instrumentos propios del equipo. Apenas tienen coste, y se justifica tan poca actividad por que el daño que puede producir el fallo es perfectamente asumible. En estos casos se puede permitir el fallo, y solucionarlo si se produce.

En caso de fallos importantes, a los tres tipos anteriores podemos añadirle ciertas verificaciones con instrumentos externos y tareas de tipo condicional; estas tareas sólo se llevan a cabo si la instalación da signos de tener algún problema. Es el caso de las limpiezas, los ajustes y la sustitución de determinados elementos. Todas ellas son tareas de los tipos 4 y 5. En el caso de fallos importantes, tratamos de buscar síntomas de fallo antes de actuar.

Si un fallo resulta crítico, y por tanto tiene graves consecuencias, se justifica casi cualquier actividad para evitarlo. Tratamos de evitarlo o de minimizar sus efectos limpiando, ajustando, sustituyendo piezas o haciéndole una gran revisión sin esperar a que dé ningún síntoma de fallo.

Autoevaluación

Pregunta 1

El agrupamiento de de tareas nos permite ayudar a decidir que tareas llevar a cabo.