Cuando una lámpara se enciende, el flujo emitido puede llegar a los objetos del local directamente o indirectamente debido a la reflexión en paredes y techo. Esto puede originar sombras o deslumbramientos desagradables o inseguridad.
La cantidad de luz que llega directa o indirectamente determina los diferentes sistemas de iluminación con sus ventajas e inconvenientes.
- Iluminación directa: se produce cuando todo el flujo de las lámparas va dirigido hacia el suelo. Este es el sistema más económico de iluminación y el que ofrece mayor rendimiento luminoso. Por contra, el riesgo de deslumbramiento directo es muy alto y produce sombras duras poco agradables para la vista.
- Iluminación semidirecta: con este sistema la mayor parte del flujo luminoso se dirige hacia el suelo y el resto es reflejada en techo y paredes. En este caso, las sombras son más suaves y el deslumbramiento menor que el caso anterior. Sólo es recomendable para techos que no sean muy altos y sin claraboyas puesto que la luz dirigida hacia el techo se perdería por ellas.
- Iluminación difusa: en este tipo deiluminación el reparto de la procedencia del flujo directo e indirecto es del 50%. El riesgo de deslumbramiento es bajo y no hay sombras, lo que le da un aspecto monótono a la sala y sin relieve a los objetos iluminados. Para evitar las pérdidas por absorción de la luz en techo y paredes es recomendable pintarlas con colores claros o mejor blancos.
- Iluminación indirecta: en la que casi la totalidad de la luz se dirige hacia el techo. Es la más parecida a la luz natural pero es una solución muy cara puesto que las pérdidas por absorción son muy elevadas. Por ello es imprescindible usar pinturas de colores blancos con reflectancias elevadas.
Pérdidas de radiación debidas a la absorción de parte de los fotones por un determinado material.
Relación entre la potencia electromagnética incidente con respecto a la potencia que es reflejada en una interfase.