1.1.- Concepto.
Seguro que sabes qué es un producto, y su definición, seguro que la conoces, pero no siempre esta definición se ha hecho desde el mismo enfoque.
Podríamos decir que tradicionalmente el producto ha sido definido por lo que es. Es decir por su composición, por sus atributos básicos. Por ejemplo, una prenda de vestir es un producto fabricado con un tejido determinado y no de otro tejido (por ejemplo de algodón y no de lino o lana) para un uso concreto y diferente a otra prenda de vestir (por ejemplo una falda es diferente a un pantalón, a una camiseta o a un abrigo), y eso es lo que les diferencia atendiendo a una definición tradicional del producto.
Más tarde el producto pasó a definirse en función de lo que proporciona. Es decir una serie de atributos intangibles que consiguen marcar la diferencia entre un producto y otro, puesto que uno y otro proporcionan satisfacciones distintas al consumidor. En esta definición, más actual del producto, priman aspectos como la marca, la calidad, el diseño y sobre todo la percepción que del conjunto de atributos tiene el consumidor.
¿Ves alguna diferencia entre ambas?
Efectivamente la diferencia es que la definición clásica se centra en la demanda y la actual se centra en las necesidades.
Entonces, ¿ya no importa la demanda?
Claro que importa, desde un punto de vista económico es fundamental, pero desde el punto de vista del marketing (mercadotecnia) cada vez toma más fuerza la teoría psicológica del producto, que es la que se basa en la satisfacción de las necesidades.