Los fusibles son unos dispositivos de protección frente a sobreintensidades. Aplicados a los circuitos de motores, complementan la protección de los térmicos proporcionando protección contra los cortocircuitos. A partir de la máxima intensidad previsible por sobrecarga (motor con tensión y rotor bloqueado), las intensidades de valor superior las podemos considerar originadas por cortocircuitos.
El cortocircuito más frecuente es el producido por un contacto directo entre dos fases, que puede tener su origen en las bornas del motor o en cualquier punto de su circuito de alimentación. Ante las elevadas corrientes que se originan, corren un gran riesgo todos los elementos que son atravesados por ellas (cables, contactores, relé térmico, ...). El cortocircuito entre tres fases suele originarse en los conductores por un seccionamiento accidental o por la acción del fuego.
Los fusibles se instalan en la cabecera de la instalación y su función es la de proteger los circuitos y receptores contra corrientes muy elevadas y de cortocircuito, que pueden resultar muy perjudiciales para los elementos comprendidos entre el cortocircuito y el fusible.
Características de los fusibles
- Tensión nominal asignada (250, 400, 500, 600 V)
- Corriente nominal asignada (corresponde al calibre del fusible)
- Poder de corte (corriente de corte en kA)
- Corriente de fusión (valor de la corriente que provoca la fusión del fusible)
- Clase de fusible (dependerá del tipo de circuito)
En este sentido, determinados tipos de fusibles cuentan con un elemento percutor, que consiste en un dispositivo indicador de que el fusible se ha fundido. Se esta manera se facilitan enormemente las tareas de mantenimiento y resolución de averías, especialmente en instalaciones de grandes dimensiones.
La instalación de los fusibles en los circuitos eléctricos se realiza mediante bases portafusibles cuya forma y método de apertura dependerá de cada tipo de fusible.