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3.- Medida de usabilidad de aplicaciones.

Caso práctico

—Vale. Ya sé que la usabilidad es muy importante, —replica Ana—. Pero, ¿Cómo sabré si mi interfaz es más o menos usable? ¿Existe alguna forma de medir el grado de usabilidad de las interfaces?

—Es difícil saber evaluar este parámetro que, en todo caso, depende tanto de la persona que lo vaya a utilizar. Yo te diré algunas pautas a seguir, —la tranquiliza María.

magen que muestra a un hombre de perfil escribiendo en el teclado de un ordenador.
Ministerio de Educación y Formación Profesional (Elaboración propia)



Se definen las métricas de usabilidad, cómo aquellas características de la interfaz que son medibles de forma objetiva. Es decir, dejando a un lado interpretaciones personales, se trata de encontrar una forma que evalúe la usabilidad de manera cualitativa y cuantitativa. Estas características se suelen dividir en tres grupos:

  1. Efectividad. - Mide la plenitud con la que se alcanza un objetivo concreto. Algunas de las variables que se emplean para medir la efectividad son: tanto por ciento (%) de tareas completadas; tanto por ciento (%) de tareas completadas en el primer intento; tanto por ciento (%) de usuarios que completan la tarea en el primer intento, etc.
  2. Eficiencia. - Mide el esfuerzo para conseguir un objetivo. Algunas de las variables típicas que se emplean para medir este valor son:  tiempo empleado en completar una tarea; tanto por ciento (%) de errores cometidos; tiempo empleado en recuperarse de los errores producidos; número de clics necesarios para realizar una tarea, etc.
  3. Satisfacción. - Mide el grado de satisfacción del usuario. Algunas de las variables que se utilizan para medir la satisfacción son: tanto por ciento (%) de usuarios que recomendarían la aplicación a un amigo; tanto por ciento (%) que califican el producto como fácil de usar, etc.

Para medir las métricas anteriores, es necesario contar con un grupo numeroso de usuarios y seguir las siguientes pautas:

  1. Definir las tareas que van a realizar los usuarios y usuarias. Para ello, lo más conveniente es centrarse en aquellas tareas que suponemos más complejas o que requieren más tiempo para ejecutarlas.
  2. Establecer los objetivos para las tareas seleccionadas. Es decir, qué objetivo concreto pretendemos que alcance el usuario.
  3. Definir qué variables se van a medir durante el proceso. Normalmente, se mide el tiempo que requiere la realización de una tarea o grupo de tareas, el porcentaje de error al realizar las tareas, el porcentaje de tiempo en que los usuarios siguen una ruta de acciones de forma óptima y el número de veces que es necesario retroceder en la aplicación por encontrarse desubicado.
  4. Planificar cómo se van a recoger los datos.

Reflexiona

Después de ser rediseñado prestando especial atención a la usabilidad, el sitio web de IBM incrementó sus ventas en un 400 %. (InfoWorld, 1999).
Ilustración de un Esquema gráfico que consta de un gráfico de columnas. En la parte superior del gráfico y, a modo de título, podemos leer “TIEMPO EMPLEADO EN REALIZAR TAREAS”. En la parte izquierda del gráfico, como título del eje vertical, podemos leer “TIEMPO (EN MINUTOS)”. En la parte inferior del gráfico, como título del eje horizontal del gráfico, podemos leer “TAREAS REALIZADAS”. Dentro del gráfico, se observan siete columnas de fondo rosado, correspondientes a siete tareas, con distinta altura.
Francisco Javier Cabrerizo (Elaboración propia)

Una vez recogidos los resultados, hay que proceder a su análisis. Para ello, lo más normal es utilizar gráficos donde se mide el tiempo necesario para ejecutar una determinada tarea, ya que su interpretación es directa y sencilla.

Para sacar conclusiones, exploraremos los gráficos en busca de problemas de usabilidad. Una vez detectados, se procede al rediseño de la interfaz (en aquellos puntos más conflictivos) y se vuelven a realizar las pruebas.