El espacio de lectura de la interfaz es la pantalla, por tanto, será fundamental determinar cómo se van a presentar los datos al usuario para conseguir la mayor eficacia y eficiencia en nuestra interfaz; esto es, para que la interfaz tenga el mayor grado posible de usabilidad.
El significado de una imagen puede ser más fácilmente percibido por el usuario si posee claridad visual. La claridad visual afecta a la impresión general de la interfaz. Al reforzarla, promovemos las relaciones lógicas entre los distintos elementos (un ejemplo es que minimizamos el movimiento ocular para obtener información de la interfaz).
La información que se presenta en pantalla el usuario no la lee de forma necesariamente secuencial, sino que va navegando por la interfaz, explorando la información a través de los menús, los enlaces asociativos, recorriendo ciertas rutas predefinidas o saltando de un bloque a otro por medio de mapas de navegación, o bien yendo directamente a la información que le interesa a través de los buscadores u otras herramientas de ayuda y navegación.