Elegir adecuadamente la tipografía de la interfaz gráfica contribuirá al equilibrio y la interacción entre los distintos caracteres de la pantalla, así como de una igualdad verbal y visual que ayude al lector a entender la forma que adoptan los contenidos de la misma.
Con una buena selección de las fuentes se puede establecer una jerarquía visual que facilite la lectura al proporcionar tanto interrupciones visuales como énfasis gráficos que ayuden al lector a entender la relación entre el texto y la imagen, entre los titulares y los bloques de texto subordinados.
El tamaño de las fuentes debe ser adecuado: legible y proporcional a la resolución de la pantalla.