La organización espacial de los elementos cobra su sentido porque puede dirigir las intenciones del usuario y hacer que la interacción sea mucho más amena y eficaz.
Usar imágenes superpuestas, bloques de contenidos dispuestos de forma heterogénea y encabezados difusos dificultan al lector a comprender la estructura en que se organiza la información.
Es por ello que debemos prestar atención a la distribución de elementos. Una forma muy útil de hacerlo es empleando retículas base y estilos predefinidos para los elementos gráficos del espacio.
Esto ayudará a diseñar una interfaz ordenada y agradable al determinar claramente el espacio de texto y gráficos y el espacio en blanco.