La función de un intercambiador de calor es absorber el calor del refrigerante líquido, que está caliente y a alta presión, y transmitirlo al gas aspiración que está más frío y a baja presión. Consiste generalmente en dos tubos concéntricos; el gas circula por el tubo interior y el líquido por el exterior. Gracias al contacto metálico entre tubo y tubo, el gas toma calor y se recalienta, y el líquido es subenfriado.
Podría parecer que con esto se aumenta la eficiencia del ciclo por haber realizado un subenfriamiento del líquido, pero no es así, ya que en los métodos tradicionales el subenfriamiento se produce en el condensador, eliminando el calor fuera del sistema (aire o agua), mientras que en este caso se hace dentro de él. La mayor utilidad sería para el recalentamiento antes del compresor y garantizar que no llegue golpe de líquido al compresor.
Los intercambiadores deben montarse de forma que el vapor y el líquido circulen a contra corriente. Normalmente se monta entre el evaporador y el compresor. También se suele montar un separador de líquido, explicado en el apartado anterior, con un serpentín de líquido en su interior, con lo que conseguimos las dos funciones a la vez.