BARRERAS
Algunas veces se presentan dificultades durante el proceso de la comunicación. Es conveniente identificarlas para evitarlas, pues si no nuestra comunicación será deficiente o incompleta. A tales dificultades se les denomina barreras en la comunicación. Seguro que ya piensas en el ruido como barrera. Estás en lo cierto, pero no todas las barreras son físicas y tan claras. Vamos a desmenuzar un poco ese término clasificándolas en grupos.
- Barreras semánticas: el emisor emplea palabras que el receptor comprende equivocadamente o no llega a entenderlas porque no conoce su significado. La información llega incompleta o deformada.
- Barreras físicas: son las circunstancias que ocurren en el ambiente impidiendo una comunicación normal. Por ejemplo, ruido en una conversación, mala iluminación al leer un cartel, deficiencias en medios electrónicos de comunicación, etc. En el caso de las redes sociales se transforma una relación física y real en una relación virtual que, en muchos casos es una barrera para muchas cosas.
- Barreras fisiológicas: son las deficiencias que provocan las personas, ya sea el emisor (voz débil, pronunciación defectuosa) o el receptor (sordera, problemas visuales, etc.).
- Barreras psicológicas: son las más subjetivas y ocultas, y por tanto, las más difíciles de identificar. Representan la situación psicológica del emisor o receptor de la información, ocasionada a veces por agrado o rechazo hacia el propio receptor o emisor, o incluso al mensaje que se comunica. Además, la deformación del mensaje puede deberse a estados emocionales (temor, odio, tristeza, alegría) o a prejuicios de los agentes comunicadores. En muchas ocasiones el emisor o el receptor trata de esconder estas actitudes con técnicas apropiadas. Esto suele llevar a que la comunicación no sea sincera e incluso al engaño. Detectar a tiempo este "engaño", ayuda a utilizar el camino apropiado para reconducir el proceso comunicativo.
Debido a las diversas barreras de la comunicación y a las imprecisiones que se cometen, la información que quería transmitir el emisor va perdiendo fidelidad según progresa el acto comunicativo. Se llama arco de distorsión a la pérdida porcentual de información a lo largo de las fases de la comunicación. Las cantidades perdidas en cada etapa y la total varían según la calidad de la comunicación, pudiendo llegar a sólo el 20% del total inicial.
SUPERANDO BARRERAS
Veamos algunas herramientas que puedes utilizar para superar las anteriores barreras en las comunicaciones cotidianas.
- Escucha activa. La escucha activa es una habilidad que se puede adquirir y desarrollar con la práctica. La escucha activa implica escuchar con todos los sentidos. Además de prestar toda la atención al hablante, es importante que el "oyente activo" también sea "visto" escuchando. Al proporcionar esta "retroalimentación", la persona que habla generalmente se sentirá más a gusto y, por lo tanto, se comunicará más fácilmente, abierta y honestamente. Hay señales tanto verbales como no verbales que transmiten una escucha activa. Los signos no verbales incluyen sonreír (si corresponde), hacer contacto visual, asentir en los momentos apropiados y evitar distracciones. Estas señales no verbales transmiten el mensaje de que estás interesado en lo que te están diciendo. Imagina, por ejemplo, que estás gestionando una obra en el abastecimiento de agua en un barrio y sale una persona airada de su casa protestando por el corte de agua. La actitud de escucha y de comprensión del técnico al cargo es fundamental para gestionar este conflicto.
- Lenguaje simple. Es importante un lenguaje que se pueda entender fácilmente. Evita usar la jerga que empleas con el compañero de trabajo cuando te diriges a una persona sin conocimientos técnicos. Las personas a menudo nos podemos sentir intimidados y tener miedo de admitir que no entendemos el mensaje que se entrega. Una herramienta importante para usar al hablar es hacer una pausa de vez en cuando y hacer preguntas para asegurarse de que se ha entendido nuestro mensaje. También ello permitir que se hagan preguntas para aclarar cualquier punto. Lo mismo en cualquier documento escrito, e-mail, etc. Es importante depurar y simplificar las ideas en los aspectos esenciales. Recordemos que cuando un mismo mensaje llega a diferentes destinatarios, la interpretación es muy diferente y si la comunicación es en cascada (de uno a otro hasta que llaga al último), los errores de comunicación pueden ser muy llamativos.
- Comentarios constructivos. Si bien la retroalimentación que le da al orador el remitente puede ser en ocasiones negativa, es importante que sea de naturaleza constructiva. Las cosas se pueden decir o escribir de muchas maneras sin perder la esencia del mensaje. Pensar en la mejor manera para cada caso y enfocar la comunicación de forma positiva. Por ejemplo, si un compañero no ha ajustado bien las bridas de una válvula y se produce una fuga, podemos centrar el mensaje en su culpabilidad (por tu culpa ahora tenemos que areglarlo y salir tarde) o enfocarlo de manera diferente (vamos a arreglarlo cuanto antes para no salir muy tarde).
- Valorar las redes sociales. En primer lugar procurar que la presencia de una persona, un grupo, una entidad o una empresa en la red sea visible, pero sin atentar contra su prestigio y, en segundo lugar, saber que un pequeño error de comunicación en estas redes puede tener consecuencias muy graves. Profesionalmente e individualmente, las redes sociales aportan información para construir la credibilidad, competencia y honestidad de alguien. Recuerda que en las redes sociales no se pueden controlar los contenidos. Es bueno pensar que cuando se sube algo a Internet, lo puede leer o utilizar cualquiera. Una red social es nuestra comunicación con el mundo, no solo con un pequeño grupo de amigos o compañeros. Por lo tanto, piensa en ello antes de actuar. Pero recuerda, que las personas seguimos valorando las reuniones cara a cara, las llamadas telefónicas y el correo electrónico. Una red social llega hasta donde llega.