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5.2.- Redacción de informes

Cada vez en mayor medida los informes estandarizados son realizados de forma automática por muchos programas de gestión o de control de equipos e instalaciones. Por ejemplo, un buen equipo de medida de niveles de cloro en el agua elabora un informe a partir de los datos obtenidos; un instrumento de alineación de ejes de alta gama, además de orientar al técnico sobre las diferentes operaciones que ha de hacer para medir las desviaciones de la alineación del motor con una turbina de presión, proporciona los resultados finales en un formato de informe con una gran claridad gráfica. El sistema de gestión de una gran planta de depuración de aguas residuales, usualmente estructurado de forma modular para acceder de forma diferenciada a distintas utilidades, permite extraer informes de todo tipo en función de los niveles de acceso permitidos.

No obstante, sigue siendo necesario escribir y redactar informes, observaciones, sugerencias, documentación o estudios de alternativas. Por ello, es importante tener en cuenta las recomendaciones generales al redactar y las específicas aplicables a contenidos técnicos. La primera es que antes de escribir hay que plantear un guión o planificar lo que se va a decir. En documentos breves no se necesita formalización alguna, pero en documentos algo más extensos, es necesario hacer un diseño de la estructura y contenido e, incluso, de las fuentes o datos a investigar para, posteriormente, organizar el trabajo de redacción. A continuación, hay que redactar de un modo claro, directo, sin errores y convincente. Más abajo se dan algunas recomendaciones. Finalmente, cualquier escrito debe ser revisado y, posteriormente, corregido o modificado. Con frecuencia es bueno dejarlo reposar un tiempo antes de volverlo a revisar.

ERRORES MÁS FRECUENTES EN LA REDACCIÓN DE INFORMES

Se pueden conocer  los conceptos gramaticales, las reglas ortográficas, la estructura de una oración y las técnicas retóricas. No obstante, en la técnica existe muy poco hábito de escritura y cuando se ejecuta suele dar lugar a resultados mejorables. Los problemas más comunes suelen ser los siguientes:

Organización pobre.  De acuerdo con una encuesta realizada a cientos de técnicos en ingeniería, la mala organización es el problema número uno en la escritura de ingeniería. Si el lector cree que el contenido tiene cierta importancia puede asumir un informe aburrido o con oraciones muy largas. Sin embargo, si está mal organizado, no hay manera de dar sentido a lo que se lee y se abandona. La mala organización, a veces, es consecuencia de una falta de planificación. Un constructor que empieza a poner ladrillos sin saber muy bien qué tipo de edificio va a levantar, es muy probable que obtenga un resultado bastante desastroso. Un simple borrador con unas pocas palabras sugerentes, ordenadas de forma lógica y pedagógica, puede ser suficiente para dar una organización suficiente para empezar a trabajar. Posteriormente puede reelaborarse esta organización siguiendo el ciclo de escritura mencionado antes; el guión inicial no debe ser un mandamiento grabado en piedra.

No adaptado al destinatario. Los textos con información e ideas deben ser construidos alrededor de las necesidades, intereses, conocimientos y deseos de quienes van a leer el escrito. Los documentos técnicos, sean informes, manuales, propuestas o registros de incidencias son leídos por personas de las que debemos tener una clara conciencia de sus intereses y conocimientos para poder adecuar el escrito. Por ejemplo, cuando un informe extenso lo han de leer dos perfiles de personas, unas más técnicas y otras más ejecutivas, suele incluirse un resumen ejecutivo, un capítulo de conclusiones o un extracto con las ideas principales.

Por ejemplo, no es lo mismo preparar un documento escrito para la presentación del funcionamiento de una caldera a un jefe de compras que hacerlo al ingeniero responsable de la operación de una central. No obstante, es preferible aplicar la máxima de que el menos técnico de todos los lectores entienda lo suficiente como para hacerse una idea clara y resumida de lo que allí se pone. No obstante, en una empresa en la que hay que redactar informes técnicos o registros, se conoce muy bien el destinatario.

Uso de jerga. Cualquiera que lea documentos técnicos conoce el peligro de la jerga, que hace una redacción pomposa, pedante y que suena como si hubiera sido escrito por una computadora en lugar de por una persona. Al cargar los  escritos con jerga, clichés, oraciones pasivas, un exceso de adjetivos técnicos y un estilo burócrata, se introduce “ruido” en el mensaje.

Escritura pasiva. Por otro lado, es preferible utilizar las frases directas y no las pasivas. Usar la voz activa tanto como sea posible. En la voz activa, la acción es expresado directamente: "Irene realizó la medida de presión". En la voz pasiva, la acción es indirecta: "La medida de presión fue realizada por Irene”. Cuando se usa la voz activa, la escritura es más directa y vigorosa; tal  y como se ve en el ejemplo siguiente:

Frases largas. Las frases largas cansan al lector y hacen más difícil la lectura.

Bloqueo al escribir. El bloqueo al tener que empezar a escribir es algo usual que afecta de forma generalizada a quienes tienen que comenzar a redactar algo. Este bloqueo es la incapacidad para comenzar a poner palabras en el papel o en el procesador de textos, y genera ansiedad y miedo a escribir. Los escritores saben que escribir es un proceso que consiste en elaborar numerosos borradores, donde se reescribe, elimina y revisa lo escrito. Rara vez alguien produce un escrito perfecto en el primer intento. Varios consejos:

  • Dividir el texto en secciones o partes (planificación del texto)
  • Empezar a escribir las secciones más fáciles
  • Dejar la introducción, el índice detallado y el resumen par el final
  • No consultar constantemente las reglas gramaticales o el diccionario
  • Dejar reposar lo escrito antes de revisarlo.

Contenido parcial. Una vez definido el tema, el destinatario y el objetivo, el siguiente paso es recopilar información complementaria. Muchos técnicos, cuando están redactando un determinado informe consideran que son expertos y tienen suficiente experiencia o know-how.  Ello es un error, ya que aunque alguien sea un experto, su conocimiento es limitado y puede estar desequilibrado por una experiencia parcial.  La recolección de información de otras fuentes ayudan a completar el propio conocimiento o, cuando menos, para verificar las propias ideas.

Diseños y maquetaciones poco cuidados. Para mejorar la legibilidad hay que romper párrafos largos y hacer bloques de texto más pequeños, con discontinuidades en forma de titulares, gráficos, casos particulares, ejemplos, etc. En particular, las imágenes, dibujos, fotos o vídeos incrustados hacen más accesible la información y refuerzan las ideas expuestas. Las imágenes, a menudo, tienen mayor fuerza comunicativa. Recordamos el 10% de lo que leemos y el 30% de lo que vemos.

Errores ortográficos. Con mayor frecuencia de lo esperado, muchos escritos de tipo técnico y traducciones tienen errores de lenguaje y ortográficos llamativos. Cuesta poco revisar ortográficamente un texto o comprobar si tienen sentido algunas expresiones de traductores online. Los signos de puntuación, tildes, puntos y comas son importantes para la mejor comprensión del texto.

Para saber más

Una encuesta del profesor de Harvard D. H. Menzel indica que en los documentos técnicos, las oraciones se vuelven difíciles para entender cuando exceden de 34 palabras. Un factor que ayuda a determinar la facilidad de la lectura, es el indicador de opacidad basado en la longitud de las frases y la de las palabras. Su cálculo es muy simple:

Primero, se determina la longitud de la frase promedio en una parte representativa del texto, tomando una muestra de 100 a 200 palabras. Para ello se divide la cantidad de palabras de la muestra entre el número de frases. Si hay partes de una oración que están separadas por un punto y coma (;), se cuenta cada parte como una frase separada.

Segundo, se calcula el número de palabras largas, con tres o más silabas, por cada frase, en la muestra seleccionada. No incluir palabras que tienen tres sílabas debido a los sufijos usuales, tales como: dormi-do, suave-mente, alza-miento, precau-ción, grabar-se…).

Tercero, agregar al número de palabras de la oración promedio,  el número de palabras largas en cada frase y multiplicar el resultado por 0,6. De esta manera, se obtiene el índice de opacidad. Este índice, tiene cierta relación con los años de escolaridad que el lector necesita para leer y entender de forma fluida el texto. Una puntuación de 8 o 9 indica nivel de secundaria; 13, un estudiante de primer año de la universidad; 17, un graduado de la universidad. Las revistas populares tienen índices de opacidad que van desde 8 hasta 13. Las revistas e informes técnicos no debieran tener un valor mayor de 17.

Evidentemente, lo anterior no deja de ser una especie de juego o anécdota, ya que no todos los idiomas se construyen del mismo modo. El inglés, por ejemplo, tiene palabras más cortas que el castellano, y el alemán aún las tiene más largas que el castellano. Por otro lado, este factor sólo alude a la extensión de palabras y frases, no entra en otros elementos esenciales de la comprensión, como son:

  • Las palabras empleadas. Si tomamos un pequeño texto de, por ejemplo, lingüística, a pesar de ser frases y palabras razonablemente cortas; su comprensión es bastante difícil. Por el contrario, unas frases y palabras más largas de un pasaje de una novela puede dar una comprensión más fácil que en el caso anterior.
  • El grado de abstracción del mensaje. Los mensajes más abstractos son difíciles de entender. A veces, el mayor esfuerzo en la redacción consiste en facilitar la comprensión de ideas abstractas mediante ejemplos, analogías y otras técnicas de redacción útiles.
  • El contenido del propio mensaje y su presentación textual. Evidentemente, un texto asociado a la relatividad general, hagamos lo que hagamos es, en esencia, opaco. Sin embargo, si se desea divulgar la idea general, puede haber alternativas factibles; y en ello Einstein se esforzó para que el público profano entendiera las consecuencias de su teoría (más que la demostración de la misma).

Veamos un ejemplo de que este índice no debe decirnos más de lo que puede. ¿Qué párrafo es más opaco de los dos siguientes? ¿crees que la dificultad para leer cada párrafo coincide con su índice de opacidad?

Noam Chomsky (Filadelfia, Estados Unidos, 1928) es uno de los pensadores más reconocidos en la actualidad. Su obra es extensa y erudita: ha desarrollado teorías, estudios y conocimientos profundos en los ámbitos de la lingüística, la psicología del desarrollo, la filosofía y la política. Los sectores que más han puesto en duda la teoría de Chomsky rechazan el postulado del dispositivo de adquisición del lenguaje. Argumentan, que no cuenta con ningún tipo de sustento empírico. Algunos académicos han criticado su teoría lingüística por su alto innatismo.
Índice de opacidad: (44/2 + 19/2). 0,6 = 18,9 Índice de opacidad: (42/3 + 16/3).0,6 = 11,6

Autoevaluación

Pregunta

El orden correcto para realizar un informe es:

Respuestas

Preparación, organización, investigación, redacción y revisión.

Preparación, investigación, organización, revisión y redacción.

Redacción, revisión, organización, investigación y preparación.

Preparación, investigación, organización, redacción y revisión.

Retroalimentación