Abundando en el tema de los elementos que "acompañan" a la información que comunicamos, convendrás conmigo en que hoy en día la imagen que proyecta la persona tiene una importancia creciente. ¿Piensas que la imagen personal es una cuestión exclusiva del atuendo o del corte de pelo?
Podemos afirmar que no es así.
Si estás trabajando de mecánico en el taller y un cliente quiere hablar contigo, es obvio que no esperará hablar con alguien trajeado, pero, exhibir limpieza, vestir una indumentaria apropiada y en buen estado y recibir al cliente con un trato correcto y amable, puede dar una muy buena imagen al taller.
Por supuesto, todas las características del lenguaje no verbal vistas anteriormente influyen en nuestra imagen. Además añadiremos las normas de urbanidad y cortesía. Ten presente que la mayor parte de las empresas de nuestro sector prestan servicios a su clientela. Por tanto, una imagen agradable y un trato amable contribuyen a crear una buena imagen del conjunto de la empresa. Incluso cuando se ocupa un puesto de trabajo que no es de trato directo con el público hay que cuidar estas cuestiones. Pero hay algo más. Aunque está claro que no todas las personas somos iguales, se ha demostrado que una buena imagen personal contribuye a la autoconfianza y la autoestima individual. Dichos elementos son fundamentales en el desarrollo de la persona y muy demandados en el mundo laboral.
Cuando se produce el primer encuentro con una persona los cinco primeros minutos son vitales. La idea que se forman de uno, suele persistir y reforzarse. En el caso que la imagen que dimos fuese positiva, estupendo, pero si fue negativa, se tardará mucho más tiempo en hacer cambiar la opinión del interlocutor o la interlocutora y el problema es que en la imagen de un negocio, normalmente, el margen para "reconquistar" al cliente es estrecho o no existe, porque siempre hay una empresa competidora dispuesta a quedarse con nuestra clientela.