COMPORTAMIENTOS DEL EMISOR
El emisor del mensaje es la persona que aporta la información al receptor o los receptores. Suyo es el interés de que su comunicación llegue correctamente y sea interpretada como la pensó. Sin embargo, el emisor es un ser humano y como tal, sus condicionantes físicos, emocionales, sociales, culturales, etc. influyen en la imagen que proyecta sobre el receptor. Estos condicionantes son rápidamente cambiantes y a veces, en parecidas condiciones, se puede proyectar una imagen muy distinta.
Los comportamientos más señalados del emisor:
- Apatía: se define como el trastorno de la afectividad que se caracteriza por la impasibilidad de ánimo, estado de indiferencia frente a las personas, el medio o los acontecimientos, que trae consigo una alteración en la capacidad de expresión afectiva por parte del individuo frente a toda una serie de estímulos externos e internos. Cuando estamos apáticos nada nos importa o interesa ni dentro ni fuera de nosotros. Las fuertes preocupaciones propias suelen ser causa de la apatía, amén de causas físicas o enfermedades.
- Antipatía: es el sentimiento de aversión que, en mayor o menor grado, se experimenta hacia alguna persona, animal o cosa. Si estamos antipáticos con alguien consideramos todo lo que nos evoca como negativo y perjudicial para nosotros. Identificamos su comportamiento como un ataque. Por esto, nuestro trato es desconfiado, rudo y hasta grosero.
- Simpatía: es la inclinación afectiva entre personas, generalmente espontánea y mutua. También se define como el modo de ser y carácter de una persona que la hacen atractiva o agradable a las demás. Efectivamente, cuando estamos simpáticos se establece con el otro una corriente de mutua consideración, somos amables, alegres, posiblemente sinceros y esperamos del receptor el mismo trato.
- Empatía: es la capacidad del emisor de personalizar la manera en que siente el receptor, y compartir sus sentimientos. Se trata de ponerse en el lugar del otro, entendiendo sus sentimientos: penas, alegrías, miedos, motivaciones, actitudes, etc. Para lograrlo, debe haber una retroalimentación correcta que lleve al conocimiento de la personalidad del receptor.