Las fugas son el tipo de avería más habitual en redes de agua. Si bien tendemos a hablar de "fugas" de agua de manera bastante inespecífica, no todas las fugas de agua son iguales. En general, en base a su origen y a su forma de manifestarse se pueden clasificar en tres grupos:
- Roturas o Debidas a causas accidentales (fracturas de tuberías en obras, reventones, etc). En este tipo de fugas suele perderse gran cantidad de agua en poco tiempo, pero son fácilmente detectables y su reparación es inmediata.
- Fugas ocultas de mediano o gran caudal o Pérdidas que se producen en terrenos permeables que filtran el agua. La mayoría suele detectarse por las variaciones de presión, por el incremento de consumo o por el aumento de los caudales mínimos nocturnos. El tiempo de detección depende enormemente de la política activa de detección de fugas que adopte el abastecimiento.
- Fugas de pequeño caudal o Se producen en las válvulas de regulación, acometidas, hidrantes, bocas de riego mal cerradas, etc. Son de difícil detección ya que no provocan un cambio brusco en consumos o presiones, aunque con el paso del tiempo este hecho representa una gran cantidad de agua perdida.