La sectorización de instalaciones de abastecimiento de agua parte de una concepción avanzada del diseño en malla de la red. El objetivo original en los primeros planteamientos de estos sistemas era doble: Por un lado se buscaba garantizar el suministro, limitando al máximo las interrupciones por operaciones de mantenimiento, rehabilitación o ampliación. Por otro lado, como ya se ha señalado en el epígrafe anterior, se pretendía un seguimiento y contrastación de caudales/consumos para poder ubicar posibles fugas.
Con el paso del tiempo, el desarrollo y complejización de las redes, la creciente importancia de la eficiencia en los procesos y la necesidad de implementar estándares de calidad en el servicio; la sectorización ha pasado a ser un instrumento indispensable en el nuevo diseño y operativa de las instalaciones de abastecimiento.
Como se ha señalado la incorporación de elementos para sectorizar las redes es una práctica extendida desde hace décadas. Tanto es así, que buena parte de los reglamentos locales incorporan artículos en este sentido. A modo de ejemplo veamos qué dice al respecto el "Reglamento de los servicios municipales de abastecimiento y saneamiento de agua del ayuntamiento de Benavente" (2012) en su punto 3.1.8: "El prestador del Servicio podrá fijar a los promotores o solicitantes de ampliaciones de la red de distribución la instalación de contadores sectoriales para control de las fugas existentes en las obras ejecutadas. Dichos contadores sectoriales se instalarán en arqueta enterrada, sobre un by-pass que permita la sustitución del contador sin interrupción del suministro. Estos contadores irán montados tras un filtro que evite su parada por posibles arrastres que se produzcan en la tubería".
Sectorización para control de fugas
Como se ha señalado, la sectorización, en un principio, tuvo como principal objetivo la detección y control prematuro de fugas de agua. A la configuración ya descrita, con contadores sectoriales, se le han ido añadiendo progresivamente dispositivos y sistemas más complejos de monitorización y seguimiento, con una triple finalidad:
- Localización de fugas de agua.
- Persecución de fraudes y robo de agua.
- Subsanación de posibles errores de facturación.
Para ello se han implementado, entre otros, dos tipos de sistemas:
- Macromedidores: Cuyos datos son exportados automáticamente y durante las 24 horas al software de análisis y gestión, permitiendo realizar estadísticas que ayudan a identificar el motivo de la pérdida de agua y su ubicación.
- Caudalímetros y contadores sectoriales electrónicos: conectados a data loggers que se encargan de la lectura remota continuada de los índices de cada punto de lectura de la red. Estos dispositivos realizan cálculos previos (caudales medios, mínimos, máximos, etc) y presentan los balances diarios. Operan 24 horas al día proporcionan la lectura de los caudales nocturnos, un dato clave para la detección de fugas de agua. Los datos se transmiten diariamente a los sistemas centrales para analizar su evolución a lo largo del tiempo y para cotejarlos sector por sector.
Un registrador de datos (data logger) es un dispositivo electrónico que registra datos en el tiempo o en relación a la ubicación por medio de instrumentos y sensores propios o conectados externamente.