Bien, ya sabemos las pautas para elegir el equipo adecuado, ahora toca decidir cuándo hay que utilizarlo. La utilización de equipos de protección individual es el último recurso que se debe tomar para hacer frente a los riesgos específicos y se deberá recurrir a ellos solamente cuando se hayan agotado todas las demás vías de prevención de riesgos, es decir, cuando no hayan podido evitarse o limitarse suficientemente por medios técnicos de protección colectiva o mediante medidas, métodos o procedimientos de organización del trabajo.
La necesidad de uso de un EPI viene determinada por:
- La imposibilidad de eliminar de manera razonable el riesgo.
- No poder controlar de forma razonable el riesgo mediante medidas técnicas o un sistema de protección colectiva.
- La necesidad de cubrir temporalmente una condición de riesgo cuya aparición es circunstancial o temporal, o bien durante el periodo de transición hasta que se establezcan las medidas de protección definitivas.
- Como medida de protección complementaria de la colectiva cuando así se determine en el proceso de evaluación de riesgos.
Los EPI se utilizarán en los siguientes supuestos:
- Cuando los riesgos no hayan podido evitarse o limitarse suficientemente por medios técnicos como la protección colectiva o mediante medidas, métodos o procedimientos de organización del trabajo.
- Como medida transitoria, cuando la implantación de las medidas de protección colectiva requiera de un cierto plazo de tiempo.
- En situaciones para las cuales no existen soluciones técnicas razonables que permitan resolver el problema.
- Cuando así lo indique el manual de instrucciones de un determinado equipo de trabajo.
- Cuando así lo indique la ficha de datos de seguridad química de determinadas sustancias y preparados peligrosos.